Santa Rosa | El 136: un número que ayuda pero que está limitado
https://www.lapampadiaxdia.com.ar/2014/01/santa-rosa-el-136-un-numero-que-ayuda.html
El número de teléfono 136 es una vía directa para la atención de personas en situaciones de crisis. En Santa Rosa funciona desde 1997 y fue uno de los primeros del país.
En la actualidad son 11 operadores que trabajan cada día, en condiciones que no son siempre las óptimas para atender casos complejos.
La mayoría de los llamados son de mujeres por casos de violencia de género o violencia familiar.
El 136 atiende las 24 horas cada día del año y depende de la Subsecretaría de Salud Mental y Abordaje de las Adicciones del Ministerio de Salud de La Pampa. Sin domingos o feriados, los operadores se turnan cada seis horas para poner un oído a quienes llaman por los más diversos motivos pero en general en medio de una crisis.
Son ocho mujeres y tres varones. Algunos superan largamente la decena de años de trabajo en el servicio y su aquilatada experiencia les sirve tanto para contener a quienes llaman como para hacerlo entre ellos.
En el programa de radio "Bajá un Cambio" (FM Sonar), comentaron algunos aspectos que hacen al complejo entramado donde abundan los estados de desesperación –incluidas ideaciones suicidas- y necesidad de pedir ayuda.
Más mujeres que llaman
No tienen una estadística precisa y definitiva pero, en términos generales, la mayoría de los llamados son de mujeres ("entre 7 y 8 de cada 10" estima uno de los tres operadores varones) y las causas principales son dos: violencia de género y violencia familiar. Los hombres que llaman son menos y una problemática los ronda: la soledad, sin que esto signifique que las mujeres no la padezcan. "Son comunes los casos de rupturas con la pareja, con hijos en el medio, pero no faltan -aunque ahora mucho menos- los casos de pérdida del trabajo, de no saber qué hacer, del sueldo o la entrada económica que nos les alcanza".
¿Qué rol juegan los operadores? "El primer objetivo es tratar de tranquilizarlos, que bajen el estado de tensión, de nerviosismo, o de tristeza, los dejamos que hablen, que se descarguen". El elemento clave es escuchar, no suponer, ni analizar, ni juzgar, ni calificar. Después, de acuerdo a cada situación, y si lo creen necesario, se intenta derivarlos a lugares donde pueden encontrar alguna ayuda más específica: el hospital o la policía, por ejemplo.
"Con la policía es solo en casos de emergencia por situaciones límites, algunos que están con la decisión hasta de quitarse la vida, o hay presencia de armas, pero si llaman, a su vez, implica que están buscando ayuda". En su tarea los operadores vuelcan en planillas la información de los llamados que son anónimos y gratuitos.
Desde un celular no
El 136 funciona aunque muy limitado. Parece casi un absurdo a esta altura del desarrollo tecnológico y de las comunicaciones pero hay que llamar de un teléfono fijo o de una cabina telefónica, esto quiere decir que marcar desde un teléfono celular no sirve. Este hecho objetivo, práctico, un tanto inconcebible, no parece (desde afuera al menos) muy difícil de solucionar, pero es así.
Otro elemento imperioso pasa por la supervisión profesional. ¿De qué se trata? "Bueno, es una psicóloga, o un psicólogo, -explican- que nos supervisa, con quien hablamos los temas que plantean los que llaman, pero ahora hace un tiempo que no tenemos". ¿Y cómo se arreglan? "Bueno, entre nosotros, nos reunimos, comentamos los temas, la experiencia nos ayuda pero es así, nos haría falta recuperar esa supervisión".
La tarea no es fácil pero ocurren pequeños milagros que suelen gratificar: es cuando quien llama se tranquiliza y les termina agradeciendo lo que hicieron. "Es el mejor pago por este trabajo si la persona que llamó termina sintiéndose mejor", coinciden los operadores.
El 136 atiende las 24 horas cada día del año y depende de la Subsecretaría de Salud Mental y Abordaje de las Adicciones del Ministerio de Salud de La Pampa. Sin domingos o feriados, los operadores se turnan cada seis horas para poner un oído a quienes llaman por los más diversos motivos pero en general en medio de una crisis.
Son ocho mujeres y tres varones. Algunos superan largamente la decena de años de trabajo en el servicio y su aquilatada experiencia les sirve tanto para contener a quienes llaman como para hacerlo entre ellos.
En el programa de radio "Bajá un Cambio" (FM Sonar), comentaron algunos aspectos que hacen al complejo entramado donde abundan los estados de desesperación –incluidas ideaciones suicidas- y necesidad de pedir ayuda.
Más mujeres que llaman
No tienen una estadística precisa y definitiva pero, en términos generales, la mayoría de los llamados son de mujeres ("entre 7 y 8 de cada 10" estima uno de los tres operadores varones) y las causas principales son dos: violencia de género y violencia familiar. Los hombres que llaman son menos y una problemática los ronda: la soledad, sin que esto signifique que las mujeres no la padezcan. "Son comunes los casos de rupturas con la pareja, con hijos en el medio, pero no faltan -aunque ahora mucho menos- los casos de pérdida del trabajo, de no saber qué hacer, del sueldo o la entrada económica que nos les alcanza".
¿Qué rol juegan los operadores? "El primer objetivo es tratar de tranquilizarlos, que bajen el estado de tensión, de nerviosismo, o de tristeza, los dejamos que hablen, que se descarguen". El elemento clave es escuchar, no suponer, ni analizar, ni juzgar, ni calificar. Después, de acuerdo a cada situación, y si lo creen necesario, se intenta derivarlos a lugares donde pueden encontrar alguna ayuda más específica: el hospital o la policía, por ejemplo.
"Con la policía es solo en casos de emergencia por situaciones límites, algunos que están con la decisión hasta de quitarse la vida, o hay presencia de armas, pero si llaman, a su vez, implica que están buscando ayuda". En su tarea los operadores vuelcan en planillas la información de los llamados que son anónimos y gratuitos.
Desde un celular no
El 136 funciona aunque muy limitado. Parece casi un absurdo a esta altura del desarrollo tecnológico y de las comunicaciones pero hay que llamar de un teléfono fijo o de una cabina telefónica, esto quiere decir que marcar desde un teléfono celular no sirve. Este hecho objetivo, práctico, un tanto inconcebible, no parece (desde afuera al menos) muy difícil de solucionar, pero es así.
Otro elemento imperioso pasa por la supervisión profesional. ¿De qué se trata? "Bueno, es una psicóloga, o un psicólogo, -explican- que nos supervisa, con quien hablamos los temas que plantean los que llaman, pero ahora hace un tiempo que no tenemos". ¿Y cómo se arreglan? "Bueno, entre nosotros, nos reunimos, comentamos los temas, la experiencia nos ayuda pero es así, nos haría falta recuperar esa supervisión".
La tarea no es fácil pero ocurren pequeños milagros que suelen gratificar: es cuando quien llama se tranquiliza y les termina agradeciendo lo que hicieron. "Es el mejor pago por este trabajo si la persona que llamó termina sintiéndose mejor", coinciden los operadores.
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