Las sembradoras vuelven a la carga

Foto: El Litoral | 

Las lluvias de la semana pasada recargaron la capa arable y se retomaron las tareas de siembra. En Las Colonias retrocedió 50% el girasol, la soja aumentaría 20% y la revelación es el sorgo, que crecería 30% por los buenos precios de pizarra. Mientras tanto se aplican fungicidas al trigo.

Las últimas lluvias reactivaron las labores agrícolas en el centro provincial, donde ahora se avanza en las tareas de siembra de sorgo, aplicación de fungicidas en trigo y barbechos químicos ante el inminente inicio de la campaña sojera.

Aunque el invierno fue más húmedo de los habitual, lo que permitió acumular buenas reservas hídricas en profundidad, la falta de precipitaciones en los últimos meses -sobre todo septiembre- hizo que se secara la capa arable, paralizando las labores.

“Hace 20 días medimos la disponibilidad de agua en el suelo y encontramos que en los primeros 20 centímetros había apenas 4 milímetros, pero a 1.20 metros encontramos 120”, explicó Edith Weder, asesora del Centro Primario Humboldt de AFA. Los 20 milímetros caídos el viernes en el área de la cooperativa permitieron retomar las actividades.

La ingeniera agrónoma comentó que la falta de lluvias impidió completar la siembra de girasol en la región, cuya área se achicó 50% en comparación con la campaña anterior. Esas hectáreas -apuntó- se destinarán a sorgo ante los buenos precios que muestra en la pizarra y las ventajas que tiene de costo y riesgo frente al maíz. “Con las lluvias arrancó la siembra del sorgo, estimamos que la superficie va a crecer un 30% en detrimento del maíz, porque cuesta tres veces menos y es más seguro, menos susceptible al clima”, detalló.

Mientras tanto la implantación de los maíces de primera está finalizada en la región y se practican barbechos químicos para preparar los lotes que se destinarán a soja de primera, que comenzará a sembrarse en 10 días. “Calculamos que la superficie con soja va a crecer 20% este año porque es lo único que le deja algo de rentabilidad al productor”, afirmó Weder, quien aseguró que los costos -en campo propio- se mantienen entre 18 y 20 quintales por hectárea (en campo arrendado se le suman entre 6 y 8 quintales). Las hectáreas que gana la oleaginosa “se hacen en detrimento de la ganadería”.

A su vez, la referente de AFA recomendó prestar mucha atención a los trigos, ya que el aporte de humedad de la semana pasada potenciará el accionar de las enfermedades, sobre todo septoria y mancha amarilla, además de roya que ya fue detectada en un lote de Llambí Campbell. De todos modos la revitalización que generaron las precipitaciones en los cultivos también aceleró las tareas sanitarias. “En los lotes que están espigados -detalló Weder- es un buen momento para matar dos pájaros de un tiro, porque con una aplicación se puede proteger el cultivo contra enfermedades de la hoja y contra fusarium”. En general, señaló que el estado de los trigos en la zona es bueno.

Ferrero para CRA

Hoy por la tarde, en la sede de Confederaciones Rurales Argentinas -entidad a la que pertenece Carsfe- tendrá lugar un plenario para la renovación de autoridades de la mesa directiva.

Según se supo hay acuerdo para que asuma la presidencia de CRA, el rafaelino Rubén Ferrero, quien fuera dos veces titular de Carsfe.

Soja

El lenguaje agronómico denomina “rinde de indiferencia” a la cantidad de granos que se necesita cosechar en una hectárea para poder “salvar los costos”.

Según relató Edith Weder, “en las últimas 3 campañas se viene manteniendo igual, alrededor de 18 a 20 quintales por hectárea en campo propio”. Con alquileres “que no bajan de 1 quintal por mes”, los arrendatarios, que reparten ese costo -12 quintales- entre los dos cultivos anuales (el otro suele ser trigo), asignándole entre 6 y 8 a la soja. Por lo tanto, el rinde de indiferencia de quien alquila sería de 24 a 26 quintales. Los promedios cosechados en 2009/10 para los cultivos de primera en la zona fueron de 45 quintales y de 18 a 20 en los de segunda; mientras que en la última (2010/11) fueron de 35 y 22 respectivamente.

Juan Manuel Fernández | El Litoral