Asesinan de cuatro balazos a un maquinista testigo en la causa por la tragedia de Once

Foto: Cadena3

Leandro Andrada era el motorman que había cumplido el turno anterior en el tren accidentado; había declarado que la formación estaba sobrecargada y "lenta de frenos"; lo atacaron de madrugada, mientras esperaba un colectivo (Foto: Cadena3)



Leonardo Ariel Andrada, de 53 años, declaró dos veces como testigo en la investigación de la tragedia ferroviaria de Once. Anteayer, mientras esperaba el colectivo a la vuelta de su casa, en Ituzaingó, el conductor de trenes fue asesinado de cuatro balazos en la espalda. El asesino le disparó un tiro de gracia, se llevó el teléfono celular de la víctima, pero dejó los 1200 pesos que tenía en el bolsillo, según dijeron fuentes judiciales. Ahora, las dudas envuelven al caso y sus móviles. Un misterio, que preocupa a los gobiernos nacional y provincial. Fuentes gremiales, en tanto, dicen que no descartan ninguna hipótesis.


En lugar de ir a trabajar en remise, como acostumbraba, esa mañana, Andrada fue a tomar el colectivo 269 que lo dejaba en la estación Castelar, para trabajar al mando de un tren que una Moreno con Once.


Fuentes judiciales consultadas por LA NACION indicaron que la declaración del testigo fue una más de las pruebas que se utilizaron para fundar el pedido de enjuiciamiento para los 34 acusados por el choque del tren chapa 16 contra las defensas del andén 2 de la estación Once.


En la tragedia, ocurrida el 22 de febrero pasado, fallecieron 51 pasajeros de la formación que había partido desde Moreno. Entre los acusados figuran el maquinista, dos ex secretarios de Transporte de la Nación y los propietarios de la empresa TBA.


Hasta anoche, el personal de la comisaría 1a. de Ituzaingó no había logrado detener a ningún sospechoso por el asesinato del penúltimo conductor del tren que chocó en Once. En tanto que la familia de la víctima afirmó que no podían hablar sobre cómo fue asesinado Andrada porque se los pidió la policía.


"Nos dijeron que no hablemos para no entorpecer la investigación", dijo una familiar de Andrada en la puerta de la casa de velatorios de Ituzaingó donde, desde ayer, a las seis de la tarde, fueron velados sus restos. Al preguntarle a esta familiar si Andrada estaba amenazado, la mujer respondió: "De eso fue de lo que nos pidieron que no hablemos".


Un importante funcionario del Gobierno nacional indicó que el homicidio del testigo era "un caso delicado y había que seguirlo". Mientras que, entre los colaboradores del gobernador bonaerense, Daniel Scioli, esperaban el resultado de los peritajes y de la investigación judicial antes de descartar cualquier hipótesis sobre el móvil del asesinato.


En La Fraternidad, el sindicato que agrupa a los maquinistas, negaron que tanto Andrada como otros conductores de trenes que declararon en la investigación por la tragedia de Once hubieran recibido amenazas. No obstante, existían versiones firmes de que, en los últimos meses, el testigo asesinado habría sufrido intimidaciones.


Andrada fue asesinado anteayer, minutos después de las 6, en la esquina de José María Paz y Malabia, en el refugio de la parada del colectivo 269, a la vuelta de su casa, en una zona donde, según los vecinos, cuesta encontrar un móvil policial.


Durante la última semana, Andrada iba a trabajar en remise. Pero, la mañana que lo mataron, el testigo modificó su costumbre y decidió tomar el colectivo.


El cuerpo sin vida de Andrada fue hallado, según las fuentes, recostado sobre una columna del refugio con cuatro disparos en la espalda, los cuales pudo haber recibido durante un forcejeo con su atacante.


En el lugar, los investigadores encontraron un cuchillo que pudo haber sido utilizado por la víctima para defenderse del ataque y que será sometido a peritajes.


A los vecinos consultados por LA NACION les pareció extraña la versión del cuchillo, porque sostuvieron que Andrada nunca llevaba armas.


Ayer la fiscal Gabriela Millán, que tiene a su cargo la investigación, ordenó a los policías que busquen si alguna cámara de seguridad de la zona grabó la imagen de un sospechoso.


El secretario general de La Fraternidad, Omar Maturano, informó que Andrada "fue testigo en la causa como cualquier conductor de trenes y declaró sobre el material rodante, el estado de las vías y la cantidad de pasajeros que llevaba".


Mientras que fuentes de la justicia federal indicaron que su testimonio fue uno de los cientos de pruebas que sirvieron para fundar la acusación contra los 34 acusados por su vinculación con la tragedia de Once.


Andrada declaró en dos oportunidades en el sumario que instruyó el juez Bonadío. Su testimonio ocupó seis páginas en el voluminoso expediente. Parte de su declaración fue tomada por el juez para fundar las responsabilidades de los propietarios de la empresa TBA y los funcionarios que no controlaron el destino de los subsidios entregados para solventar el mantenimiento de los trenes.


El 22 de febrero pasado, a las 7.20, Andrada paró el tren chapa 16 en la estación Castelar y le pasó el comando a Marcos Córdoba, el maquinista que lo reemplazó al frente del tren que había partido de Moreno y que se dirigía a Once. "Tenía una aplicación lenta del servicio de freno", afirmó Andrada en su declaración. "Fue una situación a la que debíamos adaptarnos porque no resultaba excepcional. Sus dichos seguirán figurando en la página 894 del expediente.ß.


Por Gustavo Carabajal | LA NACION

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