La Iglesia buscaría un Papa que no supere los 70 años
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Entre miércoles y jueves se espera la "fumata blanca" . Los favoritos son los cardenales de Canadá, Estados Unidos y Brasil. Al argentino, Jorge Bergoglio lo limitaría la edad, tiene 76 años. Además, Dos sectores en pugna marcarán el cónclave que eligirá al nuevo Papa (Foto: Cadena3)
El cónclave de cardenales que elegirá el nuevo Papa se reunirá a partir del martes y se estima que entre miércoles y jueves ya habría fumata blanca.
De los 115 cardenales que participan del cónclave, sólo 19 tienen las mayores chances de ser elegidos como Sumo Pontífice.
Y dentro de ese grupo, los purpurados de América aparecen como los que más posibilidades tienen.
En ese sentido la Iglesia busca un prelado que esté absolutamente identificado con la Santa Sede, pero que además no supere los 70 años de edad, para que tenga más tiempo de acompañar al pueblo de Dios.
Asimismo también buscan que el futuro Papa tenga una fe profunda, sólida doctrina, carisma, apertura al diálogo y, sobre todo, capacidad para gobernar con firmeza una Iglesia convulsionada y a la que se le reclama cambios acordes a los tiempos.
Uno de los preferidos y que sumaría más votos, entre esos el del cardenal argentino Jorge Bergoglio que además potencia su candidatura, es Patrick O'Malley, arzobispo de Boston, el cardenal de sandalias y hábito franciscano.
El purpurado estadounidense de 68 años puede ser un "tapado" y la sorpresa en el cónclave.
O'Malley tiene a priori un perfil acorde a las necesidades: austero, habla varios idiomas, y encaró el escándalo sexual en Estados Unidos sin medias tintas.
Vendió la residencia del obispo al Boston College para pagar las indemnizaciones a las víctimas de abuso y mantuvo con ellos encuentros periódicos.
Utilizada las redes sociales para comunicarse y predica con cuentos y bromas.
Otro purpurado con posibilidades es Marc Ouellet, de 68 años, y considerado el "latinoamericano" de Canadá, por haber sido durante 10 años misionero en Colombia y por entender como pocos la idiosincrasia de la Iglesia "que habla y reza en español".
El canadiense tiene el plus de ser responsable de la Congregación de los Obispos de la Santa Sede, por lo que conoce el manejo de la Curia Romana, una estructura a la que se exige renovarse y dejar atrás el dominio gerontocrático de los cargos.
Los vaticanistas especulan con que si Ouellet suma votos en las primeras votaciones, los cardenales hispanos y de las iglesias emergentes se alinearán detrás de este "candidato latino".
Los brasileños abrigan la esperanza de un Papa propio y la idea no parece tan descabellada, en particular después de que el cardenal paulista Odilo Scherer, de 63 años, sumó el apoyo de la poderosa Conferencia Episcopal Alemana.
En una suerte de campaña a su favor, los obispos germanos destacaron su experiencia curial y su gestión como supervisor de las finanzas vaticanas, un área sospechada de falta de transparencia.
Otro que puede sorprender es el filipino Luis Tagle, de 55 años y onsiderado el "Wojtyla de Oriente", es el candidato de quienes prefieren un pontífice muy joven. Un dato no menor a su favor: Tiene una madre china, un país donde los católicos suelen ser perseguidos.
Los italianos, en tanto, no lograron frenar el embate de la corriente "extra-europea" y tampoco imponer la idea de un precónclave corto y una elección rápida. No obstante, Angelo Scola (71), arzobispo de Milán, y Gianfranco Ravasi (70), a cargo del Pontificio Consejo para la Cultura, siguen con chances. Ambos con la "bendición" nunca explicitada del papa emérito Benedicto XVI.
También aparece con chapa de papable el cardenal hondureño Oscar Rodríguez Maradiaga .
Informe de Rony Vargas, enviado especial de Cadena 3 al Vaticano | Cadena3
Dos sectores en pugna marcarán el cónclave que eligirá al nuevo Papa
A partir de este martes competirán por imponer un nuevo papa dos sectores de la curia enfrentados en una lucha por poder que quedó revelada con el famoso escándalo de filtración de documentos "Vatileaks".
Uno de los sectores será liderado desde dentro del cónclave por el secretario de Estado y camarlengo, Tarcisio Bertone, de 78 años, mientras su antecesor en el primero de esos cargos, Angelo Sodano, con 85 años, intentará dirigir los hilos desde afuera.
Pero frente a esos dos líderes surgió a su vez una rebelión, el llamado bloque "pastoralista", que se resiste a las imposiciones de la curia y reclama un papa ajeno a los escándalos y capaz de dar un nuevo impulso a la Iglesia católica en crisis.
Para los fieles de la Iglesia católica, la elección del Sumo Pontífice es un momento de espiritualidad, de comunión y oración, en la esperanza de que Dios, a través del Espíritu Santo, sea el guía en una decisión tan trascendental.
Por eso, los portavoces de la Iglesia rechazan que el cónclave sea interpretado bajo la prisma de la puja por el poder, de camarillas con intereses más terrenales.
En 2009, dos años antes de la filtración, cansado de las disputas entre las facciones de la Santa Sede, Benedicto XVI escribió a sus obispos: "Si os mordéis y devoráis unos a otros, terminaréis por destruiros mutuamente".
Ya sin fuerzas para afrontar las luchas intestinas, la falta de transparencia del Banco Vaticano y los graves casos de abusos sexuales, el Papa anunció su renuncia el pasado 11 de febrero, decisión considerada un hito histórico, la primera en 600 años, que se hizo efectiva el día 28 a las ocho de la tarde.
Tras cinco días de reuniones, el colegio cardenalicio -formado por los 115 cardenales electores y los 90 purpurados mayores de 80 años- decidió el pasado viernes la fecha del cónclave.
Antes de elegir al próximo Pontífice, para saber la envergadura de los males que aquejan a la Iglesia, varios cardenales reclamaron en la primera congregación conocer el informe que encargó Benedicto XVI sobre el 'Vatileaks', y que pidió que sea entregado sólo a su sucesor.
El anuncio de la fecha del cónclave enterró esa posibilidad, aunque también aportó pistas acerca de lo que está ocurriendo en el seno de la Iglesia católica, explicó a Télam Eric Frattini, autor de libro "Los cuervos del Vaticano", que contextualiza y reproduce 47 de los más de 60 documentos del `Vatileaks".
"Los italianos, que tradicionalmente manejaron el aparato del Vaticano, chocaron con la realidad de que no controlan la curia porque los escándalos fueron demasiado lejos", dijo Frattini.
"En la era contemporánea siempre hubo como mucho dos congregaciones para fijar la fecha del cónclave, por lo que las cosas ésta vez no han ido tan rápido", ya que fueron necesarias ocho de esas reuniones para acordar el comienzo de la elección, remarcó este conocedor de las intrigas vaticanas.
Según Frattini, las negociaciones por la fecha y el futuro papa se desarrollaron entre "bertonianos", los fieles al actual Secretario de Estado Bertone -que controla la maquinaria vaticana-y los "diplomáticos", seguidores de Sodano, su antecesor en el cargo, y decano del Colegio Cardenalicio.
Estos dos grupos están enfrentados desde el final del papado de Juan Pablo II, como quedó reflejado en los documentos secretos filtrados a la prensa italiana. Pero tras la filtración, Bertone se convirtió en el centro de las críticas, puesto que aparece como el responsable del "mal gobierno" de la Santa Sede, enemigo de la transparencia, ambicioso y como un verdadero manipulador.
Por su parte, Sodano representa a la "vieja guardia" de Juan Pablo II, más eficaces en el manejo de los asuntos vaticanos, pero no menos salpicados en lo que respecta a los escándalos de corrupción y abusos sexuales. De hecho, "Sodano es considerado uno de los grandes encubridores de Marcial Maciel y los Legionarios de Cristo", recuerda Frattini en su libro.
Bertone y Sodano "pensaron que en cuanto entraran en la congregación iban a poder decidir ellos, pero un grupo compuesto por seis cardenales norteamericanos presentó un combate puro y duro", aseguró Frattini.
Este grupo, junto con los alemanes y brasileños, capitanea el llamado bloque "pastoralista" que critica la gestión de los italianos y quieren una Iglesia católica más transparente de cara a los 1.100 millones de fieles repartidos en todo el mundo.
Entre los candidato de la curia o los "italianos" aparecían con fuerza los nombres de Gianfranco Ravasi, presidente del Pontificio Consejo de Cultura y de las comisiones de Arqueología Sacra y de la Herencia Cultura de la Iglesia -candidato de Bertone-; el italiano Ángelo Scola, arzobispo de Milán -a quien Benedicto XVI preparó para sucederlo; y el cardenal argentino Leonardo Sandri, ex sustituto de Sodano en la secretaría de Estado y su candidato.
Como "papables" apoyados por los "pastoralistas", en su mayoría "extranjeros" (no italianos) destacan el cardenal canadiense Marc Ouellet, el arzobispo de Budapest, Péter Erdo, o el arzobispo de Viena Christoph Schönborn, según los favoritos de la prensa italiana.
No obstante, la batalla entre "bertonianos" y "diplomáticos", y el frente abierto por "pastoralistas", podría derivar en un consenso en torno al brasileño Odilio Scherer, arzobispo de San Pablo, para convertirlo en el 266 Sumo Pontífice.
"En las congregaciones se debatió la posibilidad de apoyar a Scherer, lo que sería una derrota de los italianos, pero con Sandri como Secretario de Estado", sostuvo Frattini.
Algunos analistas coinciden en que la elección del nuevo Pontífice será crucial para el futuro de la Iglesia católica, bajo la amenaza de resquebrajarse después de que Benedicto XVI abrió "la caja de truenos". "Los 115 cardenales electores no pueden fallar, una segunda renuncia sería demoledora", advierte Frattini.
Télam









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