Rosario | Las historias de vida entre los escombros de la catástrofe
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Después del primer imapcto por las víctimas fatales y los daños materiales que dejó la tragedia de Rosario, se empiezan a conocer las historias de vida de aquellos que lograron sobrevivir al horror.
Tal es el caso de una mujer, que 24 horas después del hecho estalló en crisis. Otros que avisaron también bastantes horas posteriores a la tragedia que estaban en algún centro de salud porque estaban en shock.
Los especialistas saben que se pueden dar estas situaciones, por eso no pierden las esperanzas que entre los desaparecidos pueda haber alguna persona en esta situación.
Cadena 3 habló con los que padecieron en carne propia el horror, la destrucción y las pérdidas humanas y materiales.
Miguel Reggiardo, vecino de un edificio del frente de la tragedia, contó cómo logró rescatar a su hija. "Abrí la puerta, saqué a mi hija bañada en vidrios, y yo con todos los pies cortados".
"También saqué a mi perrita", recordó. "A la mujer del cuarto piso la encuentro tirada", dice el hombre y no puede contener la bronca.
"Prirmero vino una bruma, después un silencio", recordó Reggiardo.
"No se puede morir así, por el descontrol", agregó y repite incesantemente y a los gritos: "¡La gente no se muere así!".
La peluquera del frente del edificio donde fue la explosión dijo que llamó a la Policía y al 911 y que le contestaron "que ya me iban a devolver la llamada".
"Primero sentí el ruido, después la explosión", revivió la mujer.
Matías Arrieta, el cronista de Cadena 3, pudo acceder a la terraza de un edificio de la esquina de la tragedia y desde allí tener una postal del horror.
En su relato, el corresponsal en Santa Fe, señaló: "En ese momento tomé conciencia de lo que estaba viviendo".
En ese edificio había un ascensor con sus puertas metálicas totalmente destrozadas.
El portero del lugar le dijo al cronista que no era producto de la explosión, sino el accionar de dos mujeres que estaban en el habitáculo al momento del estallido y a las patadas destrozaron las puertas como si fueran hojas de papel.
Otro de los testimonios eran más conmovedores, tal es el caso de Gabriela, propietaria de uno de los departamentos que no se derrumbó, pero que sí sufrió los embates de la onda expansiva.
"Para qué mirar. Es todo vidrio. De mi casa no queda nada, lo que hice es sacar las cosas de los chicos del colegio y algunos abrigos", contó.
"No quise revisar nada, fue mejor agarrar lo primordial y salir", dijo Gabriela.
Otra de las historias es la del rescate del pequeño Enzo Ferlatti, de 4 años, que vivía en el cuarto piso del edificio junto a sus padres que lograron sacarlo de entre los escombros.
El papá del niño, Néstor Ferlatti, de 48 años, es obstetra y no recuerda lo sucedido en un primer momento, ya que quedó inconsciente por la explosión.
“El nene lloraba en lo que había sido su dormitorio; levanté un escombro y estaba la carita de él”, relató el hombre a Cadena 3.
Néstor y su esposa, Andrea Oliva, salieron por la parte que da al supermercado La Gallega y le dieron el niño a alguien que lo llevó hasta el Sanatorio de Niños.
Afortunadamente, Enzo sólo sufrió una fractura de huesos de la órbita del ojo izquierdo y en pocos días será dado de alta. No corrió la misma suerte el abuelo materno del pequeño, que vivía en el departamento de al lado, y falleció por la explosión.
Andrea tuvo que ser intervenida en los oídos y recuperó sólo la audición del derecho. Y Néstor sufrió un fuerte golpe en la cabeza con heridas cortantes y no tiene secuelas neurológicas.
La otra cara de la tragedia es la de los héroes con nombre y apellido y también la de los anónimos.
Bomberos, socorristas que pasan días sin comer para no dormirse, voluntarios, empresas que aportaron sus donaciones, ex combatientes de Malvinas que también llevaron sus cocinas para ofrecer comida y bebidas calientes a quienes perdieron todo.
Informe de Matías Arrieta | Cadena3
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