El chaqueño Palavecino presentó su nuevo disco "De pura cepa"

El cantor Oscar Esperanza "Chaqueño" Palavecino estrenó en la noche del viernes en el Gran Rex los temas de su nuevo disco "De pura cepa" junto a algunos clásicos de su carrera y le regaló a su público un puñado de historias sobre su vida y anécdotas de más de 25 años de carrera. (Foto Archivo)

Muy bien secundado por su numerosa y efectiva agrupación de 17 músicos, Palavecino tocó durante casi tres horas sin interrupciones, en un concierto en el que ofreció un repertorio de chacareras, zambas, cantos del Chaco salteño, gatos y escondidos, junto a clásicas coplas populares y hasta se le animó a un popurrí de valses.

En show arrancó con la zamba que le da título al flamante álbum, "De pura cepa", donde dice, como en una declaración de identidad: "Del norte vengo, salteño soy, baquiano en el amor, con guitarra y vino y un puñao de amigos, sueña mi corazón...".

Las coplas populares le dieron paso a la chacarera "La margareña" y en el mismo ritmo se destacaron, "Solito sale el cantar", "Churito cantaré" y "Con el caballo cansado".

Con la zamba "Hoy te digo adiós" y la canción "Dulces mentiras" bajó los decibeles del concierto imponiendo una suerte de pausa a tanta intensidad.

Pero, fiel a su estilo, Palavecino rememoró inmediatamente a Horacio Guarany con el retumbo "El grillo en Formosa", para volver a los ritmos fuertes y las sensaciones potentes.

"El mercenario", el huayno "Quiero esa flor" y el takirari "La vecinita", invitaron al baile y a las palmas que lo acompañaron durante buena parte de la velada.

Entre las composiciones de su extenso y rico repertorio, no faltaron "Que me olvides tu", "La sin corazón", "Yo soy de allá" y sólo con el acompañamiento del piano de Román Ramonda, interpretó la "Tonada del viejo amor" y la bellísima "Zamba del pañuelo".

Promediando el recital (que repite esta noche), los músicos comandados por el bandoneonista Juan Manuel Alzogaray, el violinista, arreglador y director musical Daniel Villa, la primera guitarra de Silvio Morales y el bombo de Pascual Toledo (de alguna forma los históricos del grupo), realizaron un popurrí de tangos y milongas, que como dijo el Chaqueño "es algo que le debíamos a esta Buenos Aires".

A sus músicos estables Palavecino agregó para estos conciertos un destacado quinteto de cuerdas de la Sinfónica Juvenil de Salta, las presentaciones del conductor salteño Rolando Soria y en el inicio y como artista invitado participó el cantautor de su tierra, Héctor Schmunk y el colorido Ballet Pampa y Cielo junto a imágenes en la pantalla acompañando cada una de las canciones.

Llegando al final del concierto, una alegre recorrida por valses como "Puentecito de mi río", le dieron un toque distinto a un recital lleno de climas, ritmo y en el que el músico recibió fuertes muestras del cariño del público.

El recordado Don Juan Balderrama fue homenajeado en la figura de su hija Patricia y la entonación de la zamba que lleva su nombre y no dejó pasar la oportunidad para tributarle un cerrado aplauso al guitarrista Chato Bazán, que lo acompaño a lo largo de 25 años y falleció en 2012.

"Amor salvaje", "La ley y la trampa" y "La yapa", entre otras reconocidas composiciones que lo llevaron a ser hoy uno de los cantores con mayor reconocimiento popular, fueron dejadas para el cierre del concierto, a puro clima y con el acompañamiento de la gente.

Figuras del deporte como los futbolistas de River Plate, Leo Ponzio y Leandro Chichizola, oriundos de Santa Fe y a quienes Palavecino les dedicó una chamarra, los boxeadores la Mole Moli y la Tigresa Acuña y la periodista Mónica Gutiérrez, se hicieron presentes en un recital en el que el músico oriundo del Chaco salteño no se guardó nada y lo entregó todo. 
 
Télam

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