Santa Rosa | Papá Noel solidario causó furor en la noche navideña

“Lo voy a seguir haciendo todos los años, siempre... hasta que no pueda subirme más a un cuatriciclo (trineo)”, prometió el protagonista de una historia que muestra cómo la felicidad de los demás puede ser también nuestra propia felicidad. 

La historia es tan emotiva, tan solidaria, tan llena de amor por los niños, que vale la pena revelar el nombre de Papá Noel: se llama Alfredo Javier Tissera. “Fredy”, como le dicen sus conocidos, tiene 38 años, está casado con Gabriela Gauna y es padre de Valentino (3) y Giuliana (7 meses). Durante la madrugada de ayer, en pleno festejo de Navidad, revolucionó las calles de la capital pampeana a bordo de un cuatriciclo con forma de trineo y dos renos, donde repartió por iniciativa propia más de 600 juguetes que logró juntar gracias al aporte solidario y anónimo de muchos vecinos de la ciudad.

“Sin la inocencia de los niños, nada de esto tendría sentido”, dice emocionado su protagonista. Fredy -Papá Noel- contó en diálogo con El Diario cómo surgió la idea que piensa repetir de ahora en más todos los años: “Esto se inició el año pasado cuando me disfracé en casa, para mi nene. Cerca de la una de la mañana me llama mi hermana, Andrea, me dice que había comprado juguetes para los chicos de su barrio y si los quería repartir. Así que ahí nomás me fui para allá con un carrito muy precario que había armado... y la verdad es que me gustó muchísimo lo que me pasó con los chiquitos, que me tocaban, me acariciaban... me llenaron de amor, digamos. Incluso ocurrió una cosa que me marcó mucho... en un momento me paro frente a una casa donde había un montón de chiquitos y veía que, mientras el resto se acercaba, el más chiquito de todos no paraba de mirarme, cuando me le acerco me dice: “Papá Noel, ¿por dónde vas a entrar a mi casita?”... esa inocencia me tocó el corazón y me dije a mí mismo esto lo tengo que hacer todos los años. No me cuesta nada, es tiempo, nada más”, reflexiona.

Foto: El Diario LP

Fredy (Papá Noel) comenzó a planear la movida solidaria, que cumplió con éxito, allá por el mes de junio. “Lancé varios panfletos por la calle y después a través del Facebook... de a poco se fue sumando gente, que empezó a acercar regalos a mi local (es dueño de la tienda de ropa “X que no”, ubicada en Coronel Gil 12)”, contó.

Entre los colaboradores hubo mucha gente que Fredy (Papá Noel) no quiere enumerar por “miedo a olvidarme de alguien”. Pero Naty (la señora que armó los renos), Ángel Orieta, Rocío Pérez, Fechu, Waldo Constantino, Carlos Coronel (dueño del cuatriciclo) fueron parte del mismo equipo.

Por la cantidad de juguetes que logró juntar, Fredy (Papá Noel) necesitó de una logística de último momento que armó su propia familia y un grupo de amigos. Eduardo Gauna (suegro), Beatriz Antoci (suegra), Cecilia Gauna (cuñada), Alfredo Tissera (padre), Nilda López (madre), Daniel Filippa, Diego Berardi y su esposa lo siguieron en caravana con sus autos -cargados de juguetes- cuando vieron que poco a poco y a medida que recorría las calles de la ciudad se fueron sumando chicos, grandes, familias enteras.



“Yo tenía previsto iniciar el recorrido alrededor de las 00:30 desde la Rotonda del Avión, donde íbamos a tirar fuegos artificiales que logré comprar con la ayuda desinteresada de mucha gente, por toda la calle Pilcomayo. La lluvia nos postergó un poco todo, pero finalmente arrancamos un rato antes de la una de la mañana”, relató Fredy (Papá Noel) la recorrida.

Ni bien apareció al norte de la ciudad, la unión de las avenidas Spinetto y Eva Perón se colmó de gente y autos. Tanto fue el amontonamiento que la Policía, amablemente, le recomendó a Fredy (Papá Noel) que no permaneciera más en el lugar y comenzara “a circular” para evitar la congestión del tránsito.

El cuatriciclo con forma de trineo y dos renos bajó por la avenida Spinetto, continuó por la Luro, San Martín, Gil, España, Perón hasta el límite con Toay y desde ahí hasta la Rotonda de los Cañones. “Fueron cuatro horas de un recorrido intenso, pero estuvo buenísimo”, destacó. Anoche, como le quedaron juguetes por repartir, tenía planeado improvisar un nuevo recorrido y cumplir con toda su misión. “Lo voy a seguir haciendo todos los años, siempre... hasta que no pueda subirme más a un cuatriciclo (trineo)”, prometió.

Un par de anécdotas



Foto: El Diario LP

El entusiasmo de Fredy personificando a Papá Noel es contagioso. Ayer, mientras dialogaba con un cronista de este diario en su casa, no dudó un instante en sacar el trineo a la calle y volver a vestirse de rojo para las fotos. La sesión de imágenes, en plena siesta, duró un par de minutos. Pero lo suficiente para que una familia se acercara desde un par de cuadras a saludarlo y a felicitarlo por la iniciativa. Florencia, de unos 10 años, le pidió una foto de recuerdo. “Genial, te felicito de verdad”, le dijo el papá de la chiquita.

Durante la recorrida en la madrugada de ayer, Fredy (Papá Noel) tuvo innumerables anécdotas en los encuentros cara a cara a la hora de entregar los regalos. “La inocencia de los nenes es una cosa hermosa... cuando estaba en la avenida Perón me acerco a una nena con la mamá y le entrego el regalito. Y la nena me dice: “Papá Noel vos me llevaste el regalito, pero yo no te vi entrar a mi casa”. Entonces cuando le digo que no me vio porque yo me escapé rápido por la chimenea, me contesta: “Pero yo no tengo chimenea...’” (risas), contó.

Aunque el caso más curioso y que más llamó la atención hasta al propio Fredy (Papá Noel) fue el que le pasó con un amigo. “En un momento veo que se acerca un muchacho muy conocido mío con la nena en brazos, pero no le dije nada que era yo porque tenía miedo que se enterara mi nene que andaba con nosotros en la recorrida... así que justo la nena me dice: “¡Hola Papá Noel!... ¿me trajiste los rollers que te pedí?”. Y podés creer que justo me habían regalado unos rollers para que los entregara y como eran un poco incómodos los tenía mi cuñada en la camioneta... así que ahí nomás le empecé a hacer señas, me los trajo y se los di... ¡no sabés cómo quedó esa nena!”, relató entre risas y emoción.

Entre los 600 regalos había de todo: pata-pata, camioncitos, osos de peluche, juguetes individuales de todo tipo y bolsitas de golosinas. “Hubo un hombre, que no sé quién es, que me trajo 80 bolsitas individuales de golosinas ya preparadas para regalar. Con esto quiero decir que la gente colaboró de manera impresionante”, señaló.

Tal como lo prometió su protagonista, esta historia continuará... el año que viene.
 
El Diario LP

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