Santa Rosa | Varias bajas en la Escuela de Oficiales de la Policía por “excesos y maltratos”

"Quienes se inscriben en una carrera para ser oficiales quieren mejorar, capacitarse. Un oficial tiene que aprender cuestiones de administración, especializarse en temas que realmente lo hagan ser mejor policía, y no tiene nada que ver que lo traten como si fuera un prisionero”, reflexionó uno de los afectados.

Cuando comenzó el ciclo lectivo en la Escuela de Oficiales, a principios del mes de febrero, había alrededor de 40 inscriptos. Ahora, cuando pasaron apenas dos semanas de ese trámite inicial, la matrícula se cayó a cerca de una treintena, y hay indicios de que seguirá en picada.

Esa es la consecuencia, según confirmaron varias fuentes con conocimiento directo de la situación, de una serie de situaciones y episodios que se vienen registrando en el establecimiento y que van desde los “excesos” hasta el “maltrato” por parte de superiores y de estudiantes más avanzados.
Los cambios estarían relacionados también con algunas modificaciones que se hicieron desde el año pasado en la conducción del establecimiento.

Agentes acobardados

Entre quienes pidieron la baja, de acuerdo a lo que pudo saber El Diario, se encuentran incluso agentes de Policía que ya cumplen funciones en la fuerza, y que en cierto modo están acostumbrados a los rigores disciplinarios, pero que no aceptaron las constantes faltas de respeto y lo que interpretan como abusos de poder dentro de la Escuela.

Siempre según las varias fuentes consultadas por El Diario, esos maltratos con los que conviven los estudiantes -algunos sin quejarse porque tienen la imperiosa necesidad de conseguir algún ingreso económicoson especialmente crueles para con las mujeres.

Una persona que pidió la baja debido a esas situaciones, y que pidió que no se conociera públicamente su identidad para evitar represalias, reflexionó: “una cosa es que se trate de un régimen disciplinario, de una institución de orden cerrado, pero la falta de respeto y el maltrato no tienen por qué existir, ni ser moneda corriente. Quienes se inscriben en una carrera para ser oficiales quieren mejorar, capacitarse. Un oficial tiene que aprender cuestiones de administración, especializarse en temas que realmente lo hagan ser mejor policía, y no tiene nada que ver que lo traten como si fuera un prisionero”.

Ejemplos

A partir de lo que El Diario pudo conversar con varios testigos e involucrados directos en el asunto, hay algunos ejemplos que ilustran sobre lo que ocurre en la Escuela de Oficiales:
  • Los “bailes” al viejo estilo de la colimba son habituales: “te recagan a ‘milongas’”, graficó un estudiante que lo sufrió en carne propia.
  • Un día un estudiante intentó ir al baño en reiteradas oportunidades y le fue impedido. Se orinó encima. Lo obligaron, para humillarlo, a ir a contarle y mostrarle a un superior.
  • Ciertos días a los estudiantes los privan de tomar agua. Una de las escenas inolvidables para algunos de quienes pidieron la baja es la de un nutrido grupo de personas alrededor de un balde, tratando de hidratarse después de exigentes ejercicios.
  • No es extraordinario que después de la cena, y de acuerdo a la ocurrencia de algún superior, los estudiantes sean sometidos a demoledores ejercicios en sus piezas, en plena digestión.
  • En varias jornadas, algún oficial dispone que las estudiantes corran a toda hora, lo cual les provoca dolores de cabeza y además las pone bajo presión constante. Los llantos de las estudiantes en la escuela (antes podían salir, ahora se trata de un régimen de internación) se volvieron cosa de todos los días.
  • Las consultas al sector Médico se evitan, porque quienes se atreven a formular algún planteo son tratados como “nenitas”.
  • Las condiciones de la cocina y la comida distan de ser las mejores. Hubo ocasiones en que aparecieron alimentos podridos.
  • A algunas mujeres también les ponen impedimentos para bañarse.
  • A un estudiante llegado de la provincia de Córdoba le hacen sufrir diariamente consideraciones xenófobas.
  • Un estudiante fue sometido a una excesiva serie de flexiones, como “castigo” porque argumentó algunos problemas en la vista que le impedían realizar algunas tareas. Ahora padece una lumbalgia aguda.
  • Algunos superiores o estudiantes más avanzados se refieren a algunas de las mujeres que forman parte de la Escuela llamándolas “putas”.
  • “Se ríen de los estudiantes, te escupen, te tratan como a una basura”, contó uno de los que padeció el trato en el lugar.
  • La ropa sólo la pueden lavar los días martes.
El Diario LP

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