Caso Fuentes Cabal | La confesión de uno de los involucrados facilita el esclarecimiento del crimen de Villa Martita

La confesión de uno de los detenidos por el crimen de Villa Martita, Gastón Nicolás Soria, facilita la investigación y el esclarecimiento del caso, que se presenta como un típico asesinato por encargo por una deuda que le reclamaban al comerciante Eduardo Ros. El dueño de "La Cocina" sobrevivió, pero su pareja, Griselda Cabal, murió en el acto. Este sábado se concretó el acto de formalización.
 
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El primer detenido por el hecho, Gastón Nicolás Soria, fue indagado el viernes por la tarde y confesó su participación en el hecho. Dijo que él no había matado a nadie y que sólo le habían pagado para llevar y esperar a otra persona a realizar “un trabajo” en la casa del dueño de “La Cocina”. 
 
Soria compometió a los otros detenidos, Carlos Luján Sosa, que está imputado como el presunto autor ideológico del delito, y Diego “Coco” Lopez, que aparece en la investigación como el ejecutor de los disparos.

Sosa fue indagado por el fiscal el viernes, aunque se habría negado a hablar. López fue el último que enfrentó la indagatoria con el fiscal a cargo del caso, Fernando Rivarola. Este sábado, los tres acusados fueron formalizados en un acto que se concretó en la Ciudad Judicial.

El juez de Control, Daniel Ralli, declaró el viernes el secreto del sumario durante diez días y por eso los investigadores mantienen ahora un cerrado hermetismo. Igualmente, se filtró que la deuda que le reclamaba Sosa al comerciante sería parte de un negocio con un campo. También se vinculó a ambos con la actividad de prestamistas, aunque el propio fiscal dijo públicamente que eso no está confirmado.

La confesión de Soria consolida la línea de investigación. Su detención fue la llave para el esclarecimiento del caso, algo que, según los investigadores, ya es una realidad. 
 
A Soria lo demoró un policía de la Primera porque ese miércoles, por la noche, le pareció sospechoso que estuviera estacionado -a dos cuadras de la casa de Ros- con un vehículo que tenía la patente tapada con un nylon.

Soria babuceó algunas explicaciones contradictorias ante el policía y, cuando este recibió el alerta de que había ocurrido un homicidio a unos pocos metros, decidió demorarlo. 
 
Esa precaución del policía fue determinante. En el celular de Soria los pesquisas encontraron los mensajes con Sosa que hacían presumir que ambos estaban involucrados en el crimen.

Además, el fiscal y la policía apuntaron a los contactos que figuraban en el celular, especialmente un grupo de personas con antecedentes policiales de un barrio de la ciudad. 
 
Cuando la policía indagó en ese lugar, se encontraron con la sorpresa que varios dijeron que los habían contactado para realizar la tarea y la habían rechazado. Les habían ofrecido 30 mil pesos.

De allí también surgió la pista que llevó a los policías hasta Diego “Coco” López. Este fue detenido el jueves por la tarde en el domicilio de su padre, en la calle Chile, entre Alberdi y Civit.

Al fiscal Rivarola le resta, en los próximos días, volver a tomarle testimonio a Ros. La víctima recibió un disparo en la naríz -con orificio de entrada y salida- y cuando el fiscal lo visitó en el hospital, el viernes pasado, apenas estuvo en condiciones de confirmar cómo ocurrió el hecho.

Pero el fiscal tiene reservada una batería de preguntas para terminar de dilucidar el móvil del hecho.

Hasta ahora, queda claro que el objetivo principal de los sicarios era el comerciante. Fue al primero que le dispararon, en el rostro, a través de la ventanilla de la camioneta. El segundo disparo le dio en la nuca la mujer, Griselda Cabal, que murió en el acto. 
 
Según lo publicado por iTextual, López habría matado a la chica porque ésta lo reconoció. Trascendió que Griselda Fuentes Cabal lo había visto en las audiencias del juicio por el Caso Sol. También se supo que Soria, Sosa y López habrían hecho "inteligencia" sobre la casa de Ros, días previos al crimen.

El arma no apareció. Si se conoció que utilizaron una papa en el caño, un modo “casero” para silenciar los estampidos de los tiros. La recaudación del día de la rotisería, quedó en el piso de la camioneta, intacta.

El círculo investigativo, por el momento, se cerró en los tres detenidos. Gastón Nicolás Soria tiene 30 años y es un empleado de Casa de Gobierno, del área de Expediciones de la Secretaría de Gobierno. Carlos Luján Sosa tiene 58 años y algunos antecedentes policiales. 
 
Fuentes judiciales lo vincularon como sospechado de actuar en el cobro de cuentas a deudores incobrables y en trámites de dudosa legalidad en desalojos y ocupaciones de tierras e inmuebles en el oeste. 
 
El Diario | iTextual

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