Liga de Europa | Sevilla campeón y extendió la "Maldición de Bega Guttmann"

El equipo español se coronó por tercera vez en la historia en la Europa League y venció al Benfica por penales después de igualar 0 a 0 durante los noventa minutos y el alargue. Con esta derrota, el Benfica perdió su octava final europea desde 1962 cuando nació lo que se conoce como "la maldición de Bega Guttmann"

En un agónico final, el Sevilla le ganó al Benfica en la serie de penales y se coronó campeón de la Europa League. El encuentro terminó 0 a 0 después de que disputaron los noventa minutos y el alargue.

Los portugueses no pueden creer el nuevo fracaso. Desde 1962 que no logra salir campeón de un certamen internacional pese a que se quedó con la liga portuguesa en reiteradas oportunidades.

En el encuentro jugaron los argentinos Fazio, Pareja, Gaitan y Garay. Los españoles llegaron al triunfo después de un partido muy parejo en el que los arqueros fueron las mayores figuras y las batallas se dieron en el medio campo.

La jornada no tuvo goles durante el transcurso del partido porque Beto y Oblak se convirtieron en los estandartes de sus equipos. Sacaron todo lo que pudieron y taparon los errores de sus defensores en momentos claves de la definición.

En el primer tiempo, fue Sevilla el que tuvo mayor dominio de la pelota aunque se la prestaron constantemente sin tener precisión en los pases y en el final del armado de las jugadas.

El conjunto portugués reaccionó y buscó siempre atacar de la mano de Nicolás Gaitán. El ex jugador de Boca se convirtió en la bandera para llegar al área y marcar el juego del equipo en momentos donde le costaba mantener el equilibrio y el juego asociado.

La segunda mitad fue más dinámica. Reyes y Bacca pesaron más fuerte en el área pero no lograron quebrar el cero en el arco rival. Todos los intentos quedaron truncos hasta llegar al final del encuentro.

Fue una final pareja porque ninguno de los dos fue claramente superior al otro. Por momentos, Sevilla tuvo más la pelota y controló el juego en ataque, y en otros instantes del partido Benfica expuso su juego veloz y preocupó mucho a su rival.

El alargue fue una extensión de la imprecisión que abundó en el desarrollo del partido. Remates desde afuera del área que se fueron lejos, centros cruzados que no terminaron de ser profundos y buenas intenciones que se agotaron al ritmo del reloj.

La serie de penales la comenzó el Benfica. Lima convirtió el primer gol. Bacca marcó para el Sevilla e igualó el marcador. Cardozo fue el primero en errar para los portugueses. Luego M'Bia convirtió el segundo tanto. Rodrigo erró el tercer penal para el equipo de Portugal. Coke metió el tercero. Luisao marcó el último para el Benfica y Gameiro metió el gol del triunfo para los españoles.

Sevilla gritó campeón en el estadio de la Juventus en Italia. Lo hizo por tercera vez consecutiva en su historia en la Europa League. En cambio, Benfica sigue sufriendo la maldición que lo persigue. Una vez más perdió una final internacional.

"La Maldición de Béla Guttmann"

En 1962, el ex DT se fue del club por diferencias con la dirigencia y avisó: "Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí"; desde entonces, el club no puede conseguir títulos a nivel europeo; el año pasado, perdió la Europa League ante Chelsea  (Foto arch.Cancha Llena)

Fue lapidario. "Benfica no volverá a ser campeón europeo sin mí. Me voy". Béla Guttmann (Foto), el DT húngaro que estuvo en el club entre 1959 y 1962 y 1965-66, lanzó un dardo venenoso sobre el equipo y pegó el portazo. Padre fundador del gran Benfica de los 60, tenía, junto al crack Eusebio, todo para ser parte de un club que podía ser el sucesor de Real Madrid. Sin embargo, su salida de Benfica no fue pacífica. Según los testimonios de jugadores de aquel conjunto, la dirección del conjunto lisboeta tuvo dificultades en satisfacer las exigencias económicas de Guttmann, que nacieron después de un curioso embrollo. "Cuando él llegó a Benfica, dijo que quería poner un premio si ganaba el título continental. Benfica dijo que sí pensando que seguramente no íbamos a ganar", rememoró en una reciente entrevista el ex futbolista António Simões.

Sucedió que los portugueses, que habían ganado la Copa de Europa en 1961 al Barcelona de Luis Suárez, Kubala, Kocsis y Csibor contra todo pronóstico, derribaron en la final de Amsterdam al poderoso Real Madrid de Alfredo Di Stéfano (5-3) después de ir perdiendo 0-2. "Ganamos y después fue un problema para pagarle. Y, por tanto, hubo algunas dificultades de corresponder a las exigencias de Béla Guttmann. No se quedó", reconoció Simoes, leyenda viva del Benfica, donde militó entre 1961 y 1975.

La maldición del húngaro, con fama de excelente motivador, persiguió al club luso más de medio siglo. Claudicó en las finales de la Copa de Europa de 1963 y 1990 (las dos ante el Milan), 1965 (Inter), 1968 (Manchester United), 1988 (PSV Eindhoven) y en la Copa de la UEFA de 1983, ante el Anderlecht belga. Él mismo fue víctima de su propio "hechizo" en su efímero regreso a Benfica (1965-1966), eliminado en los cuartos de final de la Copa de Europa por el United por una abultado 1-5 en Lisboa y 3-2 en Manchester.

Quienes más creen en esta "maldición", sostienen que la frase comenzó a tener efecto en la Intercontinental de 1962, aunque no signifique un título europeo. A final de ese año, perdió el cruce con el Santos de Pelé. Después, la final de la Copa de Europa de 1963 empezó a confirmar las sospechas.

Guttmann nació en Budapest en 1900 y murió en Viena en 1981. Famoso por la "maldición", su legado futbolístico fue mucho más que eso: fue un destacado volante de MKT Budapest, estuvo en los Juegos Olímpicos de París de 1924 y brilló como DT en Hakoah Viena, Enschede de Holanda (actual FC Twente), Pádova, Triestina, Milan y Benfica. En el equipo rossonero, Guttmann no llegó solo. Se llevó desde Triestina a un tal Cesare Maldini, el padre de Paolo y ex DT de la selección italiana.

Un verdadero trotamundos del fútbol y con una extensa foja como entrenador. Estuvo en Hungría, Holanda, Rumania, Italia, Chipre, Brasil, Portugal, Uruguay, Austria, Suiza y Grecia. Pero un paso entre Triestina y APOEL Nicosia, en 1952, causa sorpresa en el fútbol local: registra partidos en el banco de Quilmes..

El Diario LP | Cancha Llena.com

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