Agricultura | Consejos del INTA para preservar la calidad del girasol

Conservar la inocuidad de esta oleaginosa y proteger los granos de plagas y enfermedades es fundamental para acceder a los mercados. Tecnologías y buenas prácticas disponibles para asegurar productos de alta calidad. (Foto Arch.: Infocampo)


Debido a barreras comerciales cada vez más estrictas, mantener la calidad de los granos ya no es una prerrogativa de productores exigentes. En particular cuando se trata del girasol: si no se cumplen los requisitos de inocuidad, toda la mercadería puede terminar rechazada.

El aceite de girasol es el cuarto más importante en el mercado mundial. En la Argentina, tercer exportador mundial de aceite de girasol, después de Ucrania y Rusia, se estima que la siembra será de 1,3 millones de hectáreas para esta campaña, de acuerdo con información de la Asociación Argentina de Girasol (Asagir). Además, se prevé una producción de 2,4 millones de toneladas.

De acuerdo con Ricardo Bartosik, especialista en poscosecha del INTA Balcarce –Buenos Aires–, “la inocuidad de los granos es un requisito indispensable para preservar la salud de la población y garantizar el acceso a los mercados”. De este modo, señaló el técnico, es particularmente importante dominar un buen manejo en el almacenamiento para preservar los granos de forma adecuada. Tanto los problemas de calidad como déficits en la inocuidad son unas de las principales barreras comerciales.

“Este es un problema que tenemos desde hace varios años, principalmente en la Unión Europea, ya que los parámetros de tolerancia a residuos de insecticida en aceite son diferentes con los que tenemos acá”, dijo Luis Arias, productor y presidente de Asagir. En esa línea, precisó: “Estamos trabajando mancomunadamente con INTA, Senasa, las empresas, los acopios en implementar buenas prácticas (BP) para que en el almacenamiento no se utilicen productos que puedan llegar a ser cuestionados”.

Al respecto, Bartosik explicó: “Existen tecnologías para instrumentar BP de cultivo y poscosecha, con el objetivo de reducir el impacto de micotoxinas y plaguicidas a los niveles considerados como seguros”.

Tanto la presencia de micotoxinas como de residuos de pesticidas son contaminaciones que comienzan en el lote, antes de la cosecha, pero pueden extenderse en la fase de almacenamiento. El uso inadecuado de insecticidas puede llevar a que los granos presenten residuos por encima de los límites máximos. El uso de insecticidas no aprobados para poscosecha, la sobredosificación de productos o la duplicación de dosis en la poscosecha, indicó el técnico del INTA, son algunos factores que generan este problema.

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