Crimen de Villa Martita | “Me hice el muerto para que no me rematara”

MIRÁ LOS VIDEO El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa inició este viernes un juicio oral y público contra tres hombres acusados del llamado Crimen de Villa Martita. Los tres acusados no quisieron declarar. En ese hecho, ocurrido el año pasado, balearon al empresario Eduardo Ros y a su pareja Griselda Fuentes Cabal. Murió la mujer.


Seguí el Caso Fuentes Cabal


Diego López, Gastón Soria y Carlos Luján Sosa están imputados por los delitos de homicidio agravado en concurso ideal y homicidio en grado de tentativa.

El tribunal está conformado por jueces Andrés Aníbal Olié,Carlos Alberto Besi y Carlos Fernández Articó. El fiscal es Guillermo Sancho; los defensores son Gastón Eduardo Gómez (defensor de López), Jorge Tanus Mafud (de Soria) y Juan Carlos de la Vega (de Sosa); y los querellantes son César Augusto Rodríguez y Natalio Perés.

El juicio es presenciado por el propio Ros. También por un grupo de diez familiares de Sosa, el acusado de ser el autor intelectual del hecho.

Diego López llega acusado de ser el autor material, Gastón Soria de ser cómplice y Carlos Luján Sosa autor intelectual o instigador.

Los tres están detenidos por el asesinato ocurrido el 14 mayo de 2014, en Santa Rosa. Eduardo Ros -de 63 años y dueño de la rotisería La Cocina- y Griselda Fuentes Cabal -de 31, oriunda de Victorica y domiciliada en Santa Rosa- volvían a la casa ubicada en Illia al 2000 en una camioneta Chevrolet S-10.

Ros se bajó a abrir el garaje e ingresó a la casa. Allí fue baleado en la cara. Luego, el homicida fue por Fuentes Cabal y le disparó en la cabeza. Posteriormente, el atacante quiso rematar a Ros: le pegó otro tiro en la cabeza.

La mujer murió, pero Ros se salvó. La Policía detuvo, poco después, a tres personas.

Soria está acusado de homicidio calificado en grado de tentativa. Si bien no tuvo intervención directa, Soria fue partícipe necesario "por precio o promesa remunerativa" del homicidio.

El detenido habría actuado como "campana" y fue quien identificó a Diego Fernando López, otro de los acusados, como a la persona que trasladó en auto hasta la casa de Eduardo Ros.

En tanto, el tercer implicado es Carlos Luján Sosa, quien fue acusado de ser el autor intelectual y quien habría contratado a López. 

Fiscalía

El fiscal Sancho fue el encargado de hacer la acusación. “Soria fue contratado para trasladar en el auto a Diego López, para que diera muerte a ambas personas. López ejecutó con un disparo a Griselda Fuentes Cabal e intentó darle muerte a Eduardo Ros, a quien le disparó dos tiros en la cara; tuvo un Dios aparte y recibió lesiones de gravedad”, explicó.

“Soria recibiría la suma de entre 15 mil y 20 mil pesos. Soria no podía ignorar que no pudiera saber que López iba a ejecutar a estas dos personas”, manifestó.

López, en tanto, fue el sicario. “Recibiría una cifra superior a 30 mil pesos de parte de Sosa”, manifestó el fiscal.

Sosa, por su parte, “determinó, instigó y planificó todo” este hecho criminal. “Para ello, varios días previos al hecho tomó contacto con Soria y López, indicó qué tarea debía hacer y él fue el que prometió el dinero, entre 15 mil y 20 mil pesos a Soria, y una suma superior de 30 mil pesos para ‘Coco’ López”.

El abogado Rodríguez, por su parte, coincidió con el fiscal. Agregó que aún no se explican por qué Sosa pudo haber encargado el asesinato. Explicó que hubo una "operación comercial" (NdeR: la compra de una casa por parte de Ros a un familiar de Sosa, a través de una escribanía), pero que no habían quedado deudas. “En esa relación comercial intervinieron terceras personas y no existieron ningún tipo de dudas al respecto”, sostuvo.

Los defensores

El defensor de López defendió su inocencia. “Diego López no tiene nada que ver; no conocía ni tenía por qué arremeter contra estas dos personas. Abogaremos por su absolución”, manifestó Gastón Gómez.

Tanus Mafud también reclamó la absolución de su defendido Gastón Soria. Y se quejó de que el fiscal "no hizo una debida descripción de las acciones" del hecho.

De la Vega, en tanto, expresó que Sosa también es inocente. “No fue el manipulador de aquellas acciones que enrostró el fiscal. Por lo tanto, solicitaré la absolución”, dijo.

La declaración de Ros

El primero en declarar fue Ros. “Me hice el muerto para que no me rematara”, dijo en un conmovedor testimonio.

El primero disparo, dijo, fue a él, cuando se bajó a abrir un portón. El segundo a Griselda y el tercero, cree, fue hacia él. Nunca vio la cara del atacante.

-¿Era común que su pareja lo fuera a buscar?- le consultó el fiscal.

-Sí, éramos muy unidos.

-De los acusados aquí presentes, ¿conoce a algunos?

-A Sosa, con el cual hago la operación por intermedio de una inmobiliaria.

-¿A los demás?

-No.

-¿Qué negocio había hecho con Sosa?

-No hice ningún negocio con Sosa. Intervino una inmobiliaria, Santiago Carni, el cual me ofrece un negocio: la compra de una casa, de Alfredo Rincón. Me ofreció el negocio y como ya tenía formada la pareja con Griselda, siempre estaba con la idea de dejarle, por lo menos, una propiedad. Y bueno, charlamos con la inmobiliaria y se presenta a hacer el negocio con Sosa.

-¿Escrituraron?

- No se alcanzó a escriturar. Firmamos un boleto de compra-venta. Vino Sosa a mi casa y estaba Sosa. El lunes fuimos la escribanía Cavalli. Carni me dijo que la escritura estaba a nombre de la hermana de Sosa y decidí ir a esa escribanía. Hicimos un boleto de compra-venta, que después me llamó la atención porque no están certificadas las firmas…

-¿En qué fecha fue eso?

-En diciembre de 2013.

-¿Usted pagó?

- Sí, como dice el boleto de compra-venta.

-¿Tuvo algún problema con Carni o con Rincón?

-Con Carni fue sencillo. Le pagué su comisión y nada, fue una operación normal.

-¿Y con Rincón?

-Carni llegó a decirme como que este hombre (NdeR: por Rincón) no había asimilado que había perdido la casa. Se ve que Rincón descubre que algo pasaba porque me estuvo indagando si yo había comprado. Lo consultó con Carni y me dijo que no me hiciera problema. Como que después lo apretaron un poco, con Sosa, a Rincón para que no me joda a mí.

-¿Cuándo fue eso?

-Cinco o seis días antes del crimen. Y dos días antes del hecho, el domingo o el lunes, se me aparece Sosa en mi casa. Toca timbre, lo hice pasar y me comunica que entre jueves y viernes estaban los certificados para escriturar. Griselda, después, me dijo: 'este tipo no me cierra'. Un día después va a mi negocio el hijo de Sosa. Saluda a Griselda en la vereda y me dice que el jueves o viernes estaban los certificados. No veía la razón, cuando ya me lo había dicho el padre…
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