Crimen de Villa Martita: ordenan inspección ocular

El Tribunal de Audiencia de Santa Rosa ordenó hoy para este jueves, a las 23, una inspección ocular en la vivienda donde se cometió el crimen de Griselda Fuentes Cabal, en el barrio Villa Martita. Es el mismo horario en el cual se concretó el ataque contra Eduardo Ros y su pareja, Griselda Fuentes Cabal, que fue asesinada de un disparo detrás de la oreja. No participarán los tres acusados. (Foto Arch. de la noche de la tragedia: iTextual)

 

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Este jueves, a las 23 horas, el tribunal que lleva adelante el juicio oral y público a los tres acusados por el crimen de Villa Martita realizará una inspección ocular en la casa donde ocurrió el hecho, en Avenida Illia 2026, a la misma hora en la que se desencadenó la tragedia el 14 de mayo del año pasado. Así lo dispusieron los jueces en la última jornada de testigos del debate. Será la prueba final, antes de escuchar los alegatos de las partes, previstos para el próximo lunes.

Hoy se desarrolló la tercera jornada del juicio. Diego López, Gastón Soria y Carlos Luján Sosa están imputados por los delitos de homicidio agravado en concurso ideal y homicidio en grado de tentativa. Es por el asesinato de Griselda Fuentes Cabal y el intento de homicidio a Eduardo Ros, ocurrido en mayo de 2014 en una casa de una colectora de la avenida Illia, de Santa Rosa.

El tribunal está conformado por jueces Andrés Aníbal Olié, Carlos Alberto Besi y Carlos Fernández Articó. El fiscal es Guillermo Sancho; los defensores son Gastón Eduardo Gómez (defensor de López), Jorge Tanus Mafud (de Soria) y Juan Carlos de la Vega (de Sosa); y los querellantes son César Augusto Rodríguez y Natalio Perés.

Diego López está acusado de ser el autor material, Gastón Soria de ser cómplice y Carlos Luján Sosa autor intelectual o instigador.

En la tercera jornada del juicio, este miércoles, se escuchó el testimonio del yerno de Eduardo Ros -fue al primero que llamó en pedido de auxilio- y del agente inmobiliario y la escribana que intervinieron en la compra de una casa del mismo barrio, un negocio que el empresario pactó con el acusado como autor intelectual del crimen, Carlos Luján Sosa (59). El hecho se produjo dos o tres días antes de que se firmara la escritura de la vivienda, según se confirmó en el debate.

Según la acusación, Sosa encargó el crimen a Diego López (23), como autor material, y a Gastón Soria (33), que lo trasladó hacia la escena del hecho. La fiscalía no comprobó el móvil del asesinato. La querella, a través de la línea que siguieron durante el debate, seguramente planteará que Sosa intentó quedarse con el inmueble eliminando a Ros antes de que se firmara la escritura. El fiscal general, Guillermo Sancho, no hizo ninguna pregunta en ese sentido durante el debate y se limitó a buscar comprobar la materialidad del crimen.

Los tres acusados mantuvieron silencio el viernes de la semana pasada, cuando prefirieron no someterse a la indagatoria. Durante el debate, solo hizo algunos gestos y muecas, alguna sonrisa irónica, Diego “Coco” López, acusado de ser el sicario que apretó el gatillo.

Ros habló en la primera jornada y contó con crudeza los detalles del ataque que sufrió. El martes no estuvo en la audiencia. Pero este miércoles reapareció, sentado junto a sus abogados. Tiene en la nariz y parte del ojo cicatrices del balazo que recibió a centímetros de su rostro. Entre el público, durante las tres audiencias, solo hubo familiares de Sosa siguendo las alternativas del debate.

El caso conmocionó a la sociedad pampeana. El 14 de mayo del año pasado, a la noche, cuando ingresó en su camioneta al patio de su casa, Ros (64) recibió un disparo en el rostro. El sicario usó una papa como silenciador en el caño del arma. Luego disparó a quemarropa en la nuca de Griselda Fuentes Cabal (31), la pareja de Ros, que murió casi en el acto. El atacante intentó rematar al empresario con un disparo en el piso. Sin embargo, Ros sobrevivió y pudo llamar por teléfono para pedir ayuda.

Un motorista policial que demoró minutos antes del crimen a una persona que le pareció sospechosa, estacionada en un auto a una cuadra y medio del lugar, posibilitó la detención de los autores del hecho. En celular de Gastón Soria los pesquisas descubrieron mensajes de texto que fueron la punta del ovillo para orientar la pesquisa hacia un crimen por encargo.

Inspección, no reconstrucción

Los abogados defensores habían pedido durante el primer día del juicio que se realice una reconstrucción del hecho. Sin embargo, este miércoles desistieron de esa prueba. En cambio, el fiscal general, Guillermo Sancho, reafirmó su solicitud de que se haga una inspección ocular del lugar, con la presencia de los profesionales y los jueces, y sin la concurrencia de los imputados.

Los jueces Aníbal Andrés Olié, Carlos Alberto Besi y Carlos Fernández Articó (conjuez), sugirieron que las fotografías que hay en la causa del sitio podían suplir la inspección ocular. Pero Sancho insitió con el pedido -apoyado por los querellantes César Rodríguez y Natalio Perés- y el tribunal finalmente accedió. Se hará este jueves, a las 23, a una hora similar a la de la tragedia.

La inmobiliaria y la escribana

Este miércoles declararon el agente inmobiliario y la escribana que intervinieron en la operación de la compra de una casa entre Ros y Sosa. Fueron ofrecidos como testigos de la querella, que sugiere que el crimen por encargo pudo haberse realizado para que el acusado se quedara con el inmueble, que no había sido escriturado, a pesar de que ya había recibido el dinero. Ros, en su testimonio del viernes, dijo que el dueño de la casa, de apellido Rincón, lo abordó sobre el negocio porque él desconocía que se la hubiese vendido a Sosa. Y contó que luego de consultar en la inmobiliaria, Sosa lo habría “apretado para que no me joda más”.

Sugestivamente, el fiscal Sancho, que nunca hizo alusión a cual sería el móvil del crimen -no se pudo comprobar durante la investigación, a pesar de que hubo versiones que apuntaron a un ajuste de cuentas entre prestamistas- no formuló ni siquiera una pregunta a los dos testigos convocados por la querella. Tampoco lo hicieron los defensores Gastón Gómez (López), Horacio Tanus Maffud (Soria) y Juan Carlos De la Vega y Amilcar Fiorucci (Sosa).

El corredor de comercio Santiago Cairnie contó que conoce a Sosa desde hace tres o cuatro años porque habían realizado dos negocios inmobiliarios antes del de Ros. Los jueces le exhibieron el boleto de compra venta que firmaron Ros y Sosa y lo reconoció. “Sosa me llama un día y me lo ofrece. Me dijo que era una propiedad de la hermana, Ester Sosa. Cuando él me comentó a quién se lo había comprado, corroboré los datos con la escribana (Libertad Mena de Cavalli). Vivo en el barrio, conozco las propiedades y la ubiqué bastante rápido”, dijo.

-¿Como llegó a Ros? -le preguntaron.
-Fue algo casi casual. Entró en la primavera de 2013 La ofrecí a un par de clientes. Soy cliente de la rotisería y un día fui a buscar comida y se la ofrecí. Ya le había vendido alguna otra propiedad.

-¿Usted fue a la casa de Ros junto a Sosa para acordar el negocio?
-Si, la función nuestra es acercar a las partes. Las condiciones de pago, segun ofertó Ros, eran unos vehículos y dinero. Sosa los quería ver a los autos y por eso fuimos a la casa. También se entregó un departamento del Río Atuel, un motorhome, un auto y tres cheques.

-¿Las partes se manifestaron conformes?
-Nunca observé ni un trato fuera de lo normal entre Sosa y Ros. La negociación duró poco, se pusieron de acuerdo facilmente. Hubo una puja por el precio, siempre el que compra quiere pagar menos, dentro de los cánones normales. Siempre hubo buen trato. Y se cumplió con todo lo acordado.

-¿Por qué fueron a la inmobiliaria de Cavalli?
-En esa escribanía se había hecho antes la escritura de Ester Sosa. Lo propuso alguien y el otro no tuvo problema, es una escribanía reconcida. Fue una decisión a la ligera y la tomaron facilmente.

-¿Usted fue en el mismo auto que Sosa?
-Fuimos una sola vez, yo en mi camioneta y él en la de él, una Toyota Hilux negra.

-¿Hicieron algun otro negocio?
-A través mio, ninguno. No me consta que lo hayan hecho con un tercero.

Por otro lado, la escribana Libertad Mena de Cavalli hizo una breve declaración. Manifestó que tenía un trato comercial con Sosa porque este se dedicaba a la “comnercialización” de inmuebles. “Compraba y vendía”, explicó. Reconoció el boleto de compraventa que se firmó en su escribanía el 9 de diciembre de 2013. “Vino Cairnie y me explicó que había configurado las condiciones del negocio. Se redactó y se firmó. Las condiciones las pusieron con Cairnie, no yo”, aclaró.

Dijo que observó conformidad de ambas partes. Y recordó que antes de la fecha del crimen, ella había recibido las certificaciones necesarias para escriturar. “Los certificados estaban, yo lo había comunicado”, precisó.

El yerno

Este miércoles se agotó la lista de testigos. En primer lugar, declaró Neri García, yerno de Ros, que recibió el 14 de mayo del año pasado el llamado desesperado de su suegro, pidinedo auxilio. Contó que fue hasta el lugar y llamó al 101 de la policía.

“Llegué y estaba él nada más. Lo ayudé, tenía la cara muy ensangrentada, me dijo que alcanzó a ver algo rojo cuando se bajaba de la camioneta. Medio que se desvaneció y lo acosté. La camioneta estaba en lo del vecino, de punta, medio queriendo entrar. La bajé y la estacioné”, recordó. García contó que era habitual que Ros y su pareja hicieran el trayecto de la rotisería hasta la casa de Villa Martita, a esa hora.

Incorporación de la prueba

Al final del debate, el tribunal incorporó las pruebas aprotadas por la fiscalía. Entre ellas, están los resultados positivos de las pruebas de ADN de Sosa y López que se compararon con los rastros genéticos hallados en el auto de Soria, los mensajes de texto del celular de Soria, escuchas telefónicas de comunicaciones de los tres acusados, la rueda de reconocimiento en la que Soria señaló a López como la persona que trasladó esa noche hasta la casa de las víctimas, y el resto de las pericias.

iTextual | El Diario LP