Cine | A la búsqueda de Luke Skywalker, se estrena Star Wars Episodio VII

MIRÁ EL TRAILER El séptimo capítulo de la saga Star Wars, primero no dirigido por George Lucas, se presenta estéticamente fiel a sus predecesoras y trae como novedad la desaparición y consecuente rastreo del maestro jedi Luke Skywalker por parte de una resistencia dirigida por Leia, quien perdió el estatus de princesa.
 
“El despertar de la Fuerza”, como se llama esta nueva edición que se estrena en la trasnoche de hoy y cuenta con la dirección de Jeffrey Jacob Abrams (creador de la serie "Lost" y director de filmes como “Viajes a las Estrellas” y “Misión Imposible III”, entre otras), además trae un nuevo personaje que lidera al Lado Oscuro: Kylo Ren (Adam Driver), el hijo de Han Solo (Harrison Ford) y Leia (Carrie Fisher).

Supuestamente, fueron 30 los años pasados desde la muerte de Darth Vader y la victoria de La Fuerza, aunque en ningún momento queda muy en claro por qué esta Primera Orden, una suerte de Lado Oscuro, se hizo con el poder y de buenas a primeras decide exterminar a los rezagos de La República.

La heroína de éste séptimo episodio es la huérfana y recolectora de chatarra Rey (Daisy Ridley), quien junto a Finn (John Boyega) un clon desertor, deben llevar el mapa a La Resistencia para encontrar a Luke, y lograr su regreso en pos de liderar a los jedis y enfrentar a la Primera Orden, comandada por Kylo Ren y el misterioso personaje animado Snoke.

La saga iniciada en 1977 es un clásico del cine, no sólo desde el punto de vista de los efectos especiales, sino también desde el plano argumental, llevando la tirantez judeocristiana entre el bien y el mal, existente en la literatura clásica y el arte en general, a un plano de ficción y futurismo pocas veces visto.

Tal vez, la película debería haber profundizado en ese dilema teológico y filosófico, con la construcción no sólo del personaje de Kylo Ren, sino, también, con la del clon desertor Finn, quien muestra una clara mezcla de nobleza e ingenuidad, pero que se queda a mitad en el campo de batalla.

Sin embargo, ese dilema existencial planteado desde la primera versión con el protagónico de Mark Hammil como Luke Skywalker, y que regresa brevemente en este filme, queda en un segundo plano y tomado muy literal por Kylo, quien le pide al espíritu de su difunto abuelo, Darth Vader, que lo ayude a continuar en La Oscuridad.

Además, con la producción de Disney, Bad Robot y Lucas Films, la historia de amor entre Rey y Finn se huele desde el primer momento, quitándole tensión a una relación que podría haber sido llevada hasta el final y que presenta momentos predecibles, como cuando el clon intenta abandonar a Han Solo y Chewbacca, pero regresa casi sin meditarlo a buscar a “la chatarrera”, como la llaman despectivamente a Rey.

Lejos quedaron los diálogos en los que un personaje le enseña a otro cuestiones ocultas de la vida, o por las cuales uno le da fuerza al otro para continuar con una batalla que parecería perdida.

Si bien ese tipo de monólogos son en la mayoría de los casos una bajada de línea, en Star Wars servían para poner un freno y darle un respiro a la película, técnica que Abrams no utiliza en esta ocasión, decidiendo, de forma acertada, ir directo a los golpes de efectos en la acción y los efectos.

En el guión, coescrito por Abrams, Michel Arndt (Oscar con “Little Miss Sunshine”) y Lawrence Kasdan (“El Imperio Contraataca” y “El Regreso del Jedi”) también se abusa de los chistes en los diálogos.

Ejemplo cabal de ello es el momento en el que Kylo Ren, quien usa un uniforme similar al de su abuelo, captura al piloto Poe Dameron (Oscar Isaac), el cual, con ironía, le dice que nunca entendió lo que dicen los hombres enmascarados.

En estos detalles, sumados a un ambiente que se alejó de la opresión de las seis películas anteriores, se encuentran los puntos flojos que diferencian la dirección de Abrams con la de Lucas, aunque el ritmo hollywoodense y la fidelidad en las ropas, personajes y escenografías hacen que este filme sea muy aceptado por los fanáticos.

Uno de los temores que de antemano se podía tener sobre el abuso de la animación por sobre el trabajo artesanal del director de fotografía queda saldado, dejando los efectos especiales para los momentos exigidos, siendo esto otro punto de encuentro con las seis películas anteriores.

La actuación de Harrison Ford, una de las más esperadas, se mantiene en la línea imaginada, aunque con un personaje más maduro para ayudar a La Resistencia y que no muestra secuelas de la fractura de pierna que sufrió durante el rodaje y del posterior y terrible accidente que sufrió con su avión.

Para el final de la película, se dejaron algunos guiño hacia un público más joven, con referencias a “Game Of Thrones”, en la lucha entre Kylo Ren y Rey, y a “El Señor de Los Anillos”, con la protagonista escalando con un bastón de ayuda, al mejor estilo Frodo.

Que en el reparto aparezca Hammil no es un detalle menor, porque si bien no ocupa un rol protagónico, deja la puerta abierta a lo que puede llegar a ser Star Wars VIII, ya con Luke Skywalker a la cabeza de un supuesto ejército jedi, aunque esto último sólo lo deja trascender el enemigo Smoke.

Así, se llegó a esta producción de Disney del clásico del cine, cuyas segunda y tercera etapa están programadas para 2017 y 2019, dejando los años intermedios para los spin off que contarán historias paralelas de los personajes, la primera de las cuales será, según lo anunciado, sobre Han Solo. 
 
 
 
Télam

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