Yasky adelantó que podrían pedir un 33% de aumento

"Estamos terminando de definir pero esa sería la cifra con la que tendríamos que ir a las paritarias", señaló el secretario general de la CTA. (Foto: Cadena3)



El titular de la CTA, Hugo Yasky, sostuvo que en la central calculan que el 2015 cerró con una inflación cercana al 33 por ciento, y que por lo tanto esa podría ser la cifra que llevarían a las
paritarias, aunque aclaró que están evaluando exigir una cláusula de "revisión" salarial salarial "a los seis meses".

"El cierre del 2015 va a estar en una franja cercana al 33. Estamos terminando de definir pero esa sería la cifra con la que tendríamos que ir a las paritarias, y al mismo tiempo exigir una cláusula de revisión a los seis meses, porque la posibilidad de que la inflación sea del 40 o del 45 en 2016 es bastante grande", puntualizó el referente sindical en una entrevista con NA.

Precisó que "un techo del 26 por ciento", como pretende el Gobierno, obligaría al sector trabajador a acudir a la paritaria "de rodillas", y denunció que el objetivo de la Casa Rosada es "bajar el poder de compra de los asalariados".

"Los trabajadores no somos la prioridad de este gobierno", lanzó Yasky, que se manifestó en contra de la propuesta gubernamental para reeditar un acuerdo económico y social que ponga límite a todos los precios de la economía, incluyendo salarios.

En tanto, fustigó las declaraciones recientes del ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay, quien había sugerido que a diferencia de años anteriores, los trabajadores deberían moderar sus pretensiones salariales a fin de preservar las fuentes de trabajo, lo que calificó como una "extorsión".

A continuación, los principales pasajes de la entrevista:

- NA: Prat Gay sugirió que los trabajadores deberían priorizar las fuentes de trabajo por sobre sus pretensiones de aumento salarial. ¿Cómo toma esos dichos?

- HY: Creemos que subyace una suerte de extorsión en las palabras del ministro. El ministro comete el error de subestimar a los dirigentes sindicales que tienen un mandato claro, que es no convertir en términos contradictorios el empleo y el salario. Hay grupos de empresarios muy poderosos que con dos dígitos de desocupación en el país estarían más tranquilos porque, efectivamente, si uno va a discutir con mayor desempleo, la presión de los sindicatos disminuye. No queremos volver a eso.

- El Gobierno manifestó que quiere impulsar un consejo económico y social para discutir metas de inflación. ¿Esto es viable en la Argentina?

- Es muy difícil discutir eso porque los precios ya aumentaron. La flecha que ellos dispararon está en el aire y ya no va a ir para atrás. Entonces sólo nos queda discutir el único precio que todavía no se definió que es el precio de la fuerza de trabajo, porque todavía las paritarias todavía no se hicieron.

- El Ministerio de Economía dejó trascender que el objetivo es una pauta salarial en torno al 26 por ciento. ¿Que cifra tiene en mente usted?

- Un techo del 26 por ciento es tan bajo que casi nos obligaría a ir de rodillas a la paritaria. El ministro no tiene en cuenta que en noviembre hubo casi 4 de inflación y en diciembre casi 5 por ciento. El 26, 27 o 28 por ciento hubiera sido razonable si la inflación del año hubiera cerrado en torno a los 25 puntos que era lo que se esperaba hasta octubre. De acuerdo a lo que estamos viendo con cifras de Eduardo Basualdo, de Miguel Bein y del propio Rogelio Frigerio, el cierre del
2015 va a estar en una franja cercana al 33. Estamos terminando de definir pero esa sería la cifra con la que tendríamos que ir a las paritarias, y al mismo tiempo exigir una cláusula para revisar dentro de seis meses, porque la posibilidad de que la inflación sea del 40 o del 45 en 2016 es bastante grande.

- ¿Usted augura un escenario de pérdida de poder adquisitivo del salario para 2016?

- Sí. Nosotros teníamos un esquema de un modelo social que consistía en la paritaria libre, la movilidad jubilatoria, el Consejo de Salario mínimo vital y móvil y el pleno empleo. La recuperación del poder adquisitivo coexistía con una inflación que generaba ruidos pero siempre se estaba por lo menos empardando la inflación. Desde el 2003, y a excepción de un solo año, siempre logramos recuperar salario dos o tres puntos por encima de la inflación. Hoy el esquema que aplica el gobierno está inspirado en otro modelo social. Para ellos, bajar el poder de compra de los asalariados es el requisito para reducir la presión inflacionaria. Es lo que ellos llaman "enfriar la economía".

- ¿El movimiento obrero debería darle un período de gracia al Gobierno?

- El conflicto no siempre es la medida de fuerza. Cuando se confrontan distintas miradas, ahí hay un conflicto de intereses. Por ejemplo si el Gobierno me dice que no sirve el pleno empleo. Ese es el pensamiento de un gerente de multinacional. Ellos ven un tablero más grande y dicen: "¿Quiénes son estos argentinos para que tengan 6,5 puntos de desocupación cuando en Europa hay más desempleo?". Ahí hay un conflicto de intereses. Las medidas de fuerza tienen otros tiempos. Hay muchos trabajadores de muchos gremios nuestros que han votado a este gobierno y que lógicamente tienen su expectativa. Algún día el bolsillo les dirá si su voto estuvo bien o mal y si tienen que empezar a reclamar o no. Es un proceso que tienen que hacer. De nada serviría inventar jornadas de lucha cuando en la gente eso no está.

- Macri prometió en campaña modificar la base de Ganancias pero la medida se sigue haciendo esperar. ¿Cómo analiza este hecho?

- Llama la atención la asimetría enorme que existe entre la velocidad para resolver el tema de las retenciones para el agro y la velocidad para resolver esto que fue leitmotiv de la campaña electoral. Queda claro que los trabajadores no somos la prioridad de este gobierno.

- El Gobierno dice que está estudiando la posibilidad de descontar el IVA en determinados alimentos de la canasta básica. ¿Lo ve como algo positivo?

- Eso sería positivo en tanto y en cuanto se le restituya al que va con la tarjetita de la jubilación o del plan social. Si se elimina de forma indiscriminada, y queda en los comerciantes, eso se lo van a terminar comiendo los formadores de precios.

- ¿Cómo está siguiendo el tema de los ceses de funciones de contratados?

- Nos preocupa muchísimo. Hay una decisión de achicar el Estado y ya lo vimos nosotros en la década del 90. Un 40 por ciento de los trabajadores argentinos de la Argentina del sector publico son contratados. Es una de las grandes asignaturas pendientes que deja el kirchnerismo. Ahora esta gente que viene a amputar partes del Estado la tiene servida. Simplemente tiene que habilitar el quirófano y hacer un poco de macarthismo. 
 
 
Cadena3 | NA

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