#Internacionales | Chile vota el domingo en un plebiscito si aprueba o no la nueva Constitución

= Foto: WEB = 

Los principales cambios son paridad de género en órganos estatales, reconocimiento indígena en el sistema jurídico y bicameralismo asimétrico. “El resultado es incierto”, dijo a Cadena 3 la analista trasandina Claudia Heiss.      


La definición de Chile como una "democracia paritaria" o el reconocimiento a autonomías regionales indígenas son algunos de los cambios que propone la nueva Constitución, que será sometida a plebiscito el próximo domingo, con voto obligatorio, y que busca reemplazar a la heredada de la dictadura de Augusto Pinochet.

Una de las principales modificaciones es el paso de una "república democrática" a una "democracia paritaria", lo que implica que las mujeres ocupen al menos el 50% de todos los órganos del Estado y propone tomar medidas para lograr alcanzar la igualdad sustantiva y la paridad.

La Constitución vigente de 1980 no incluye nada relacionado con enfoque de género y paridad; de hecho, lo más cercano a paridad es el artículo que indica que las personas nacen libres e iguales en derechos, norma que fue reformada, ya que previamente sólo hacía referencia a los hombres.

Otro gran cambio es la definición de Chile como un Estado Plurinacional e Intercultural, lo que implica el reconocimiento de 11 pueblos y naciones, con autonomías regionales indígenas y el reconocimiento de un sistema jurídico de los pueblos indígenas, que viene de la mano con un cambio en el Poder Judicial, que pasaría a llamarse Sistemas de Justicia.

Sobre este punto, la analista Claudia Heiss, jefa de la carrera de Ciencia Política en la Facultad de Gobierno Universidad de Chile, dijo a Cadena 3: “El cambio importante es la idea de tener ciertos ámbitos de justicia indígena, como en Canadá y Nueva Zelanda, para temas locales. Eso ha despertado temor y hay gente que ha interpretado que los indígenas no serán juzgados por sus crímenes. Pero hubo muchas noticias falsas al respecto”.

También hay cambios en el sistema político del país, como el "presidencialismo atenuado", la disminución de edad de 35 a 30 años para postularse a presidente y la posibilidad de una reelección consecutiva.

La eliminación del Senado es otra de las modificaciones importantes, que sería reemplazado por una Cámara de las Regiones, con menos poder y con la facultad de formar leyes acotadas a acuerdos regionales.

En cambio, la Cámara baja, que pasaría a llamarse Congreso de Diputados y Diputadas, tendría un mayor poder para la formación de leyes, por lo que el Legislativo quedaría con dos cámaras con poder asimétrico.

Otro de los puntos fuertes en la nueva Constitución es el que define a Chile como un "Estado Social y Democrático de Derecho", entregando derechos sociales, como educación, salud, vivienda, trabajo y pensiones a todos los chilenos, a diferencia de la Constitución vigente, que le da al sector privado facultades para actuar sobre instituciones del Estado.

La propuesta del texto constitucional incluye, además, un cambio respecto al aborto, ya que se indica que el Estado debe asegurar las condiciones para un embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos, y para una interrupción voluntaria del embarazo, mientras que la Constitución vigente de 1980 protege explícitamente "la vida del que está por nacer", aunque esto fue modificado con la aprobación de la interrupción del embarazo en tres causales: inviabilidad fetal, riesgo de vida de la madre y violación.

Para combatir la crisis hídrica en el país, el texto incluye una gran diferencia respecto a la Constitución vigente, ya que el agua quedará establecida como bien "inapropiable", además de establecer un derecho humano al agua, priorizando su uso y creando una Agencia Nacional de Aguas para su uso sostenible.

Consultada por Cadena 3 sobre el resultado del plebiscito, Heiss respondió: “Parece una gran contradicción que un 80 por ciento de la población diga que no quiere la Constitución de Pinochet y hoy sea incierto el resultado. Lo que sucede es que es distinto el voto de castigo del plebiscito anterior y no es lo mismo que uno de apoyo. Hay un cambio de clima, porque hemos tenido muchas incertidumbres y eso alimenta el miedo de fuerzas más conservadoras”.

Por último, al ser interrogada acerca de si se trata de un referendo de la gestión del presidente Gabriel Boric, opinó: “No debería leerse así. El proyecto constituyente tiene que ver con reglas de largo plazo, de acá a 40 años, y el gobierno tiene sólo cuatro años”.

“Lo que sucede es que la misma fuerza social que generó el proceso constituyente es la que ha llevado a la izquierda al poder. Un triunfo del ‘Apruebo’ va a facilitar el programa político de Boric y uno del ‘Rechazo’ lo complicará”, admitió.

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