James Blunt desplegó toda su magia y energía en un Luna Park extasiado

Foto Arch.: WEB | 

El cantante inglés James Hillier Blount o James Blunt, como se lo conoce artísticamente, brindó anoche un recital simplemente fantástico en un Luna Park embelesado frente a la simpatía y jerarquía de un músico extraordinario.

Blunt, vestido con zapatillas, jeans y una remera gris oscura, salió al ruedo exactamente a las 21.35, con guitarra en mano, y con el tema "So Far Gone", de su tercer y último álbum, "Some Kind of Trouble".

Previamente, el británico, de 37 años, saludó a la gente con un español básico, pero simpático, con lo que se generó una empatía que duró una hora y media.

Es que fueron 90 minutos de puro pop, rock y folk, que incluyeron canciones de sus tres discos: "Back to Bedlam" (2005), "All the Lost Souls" (2007) y "Some Kind of Trouble" (2010).

Así pasaron "Dangerous", "Billy", "Wisemen", "Carry You Home", "These Are The Words", "I`ll Take Everithing", y "Out Of My Mind", con un público que cantaba a coro cada tema y clamaba por más.

Luego llegó el momento de "Goodbye My Lover" y "High", éxitos del primer disco, "Same Mistake", hit del segundo, "If Time Is All I Have", "Turn Me On" y "Superstar".

Pero como Blunt mismo anticipó en la conferencia de prensa del viernes, se guardó lo mejor para el final, y el delirio llegó con "You`re Beautiful", el sencillo del primer disco con el que alcanzó la fama en 2005: el tema fue entonado por todo el estadio.

A esa altura ya había entablado varios diálogos en español con un público que se brindó por completo y que lo recibió con sus brazos bien altos cuando se lanzó desde el escenario. Además de lucirse con su voz, guitarra y piano.

Y sobre el final cantó "So Long, Jimmy", del primero, "I`ll Be Your Man", "Into The Dark" y "Stay The Night", todos del tercero, y "1973", hit del segundo. En síntesis, un cierre perfecto.

Blunt, así, dejó su sello en Buenos Aires, que lo recibió por segunda vez (la primera fue con Elton John en la cancha de Boca Juniors en 2009), pero en esta ocasión como su protagonista principal.

Por Sebastián Agostoni | Télam