Santa Rosa | Caso Fuentes Cabal: declararon tres testigos que vinculan a dos de los acusados

Tres jóvenes declararon por adelantado y no tendrán que hacerlo en el juicio. El fiscal apunta a probar la relación entre Carlos Luján Sosa y Gastón Soria, apuntados como autor material y campana en la investigación. (Foto: El Diario LP)
 
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Este viernes declararon tres testigos del caso del crimen de Villa Martita. El fiscal Fernando Rivarola pidió que declaren por adelantado y no en el juicio oral que se realizará en su momento, por el riesgo de que sufran amenazas o presiones por parte de allegados a los acusados. Los testigos dieron una versión que sustenta que Carlos Luján Sosa, apuntado como quién que encargó el asesinato, y Gastón Nicolas Soria, supuesto campana, se conocían y tenían un vínculo entre ellos. Además, dijeron que sabían que había un “trabajo” que estaban ofreciendo a cambio de dinero.

La audiencia se realizó durante tres horas este viernes, con la presencia de los abogados defensores de Sosa y Soria, Roman Fiorucci y Tanus Mafud, y también del defensor de Diego “Coco” López, acusado de ser el autor de los disparos, el abogado Sebastián Mendiara. El anticipo de la prueba jurisdiccional -ese es el nombre técnico de lo que sucedió este viernes- será utilizado durante el juicio y los testigos no tendrán que volver a hablar. Se trata de tres jóvenes de algo más de veinte años.

Según trascendió, con estos tres testigos Rivarola daría por acreditada la relación entre Sosa y Soria -que fue quién habría actuado como campana y confesó ante la justicia- y además que ya había existido un ofrecimiento a otras personas para darle “un susto” al rotisero Eduardo Ros.

Los abogados defensores trataron de impedir la audiencia del viernes. Plantearon que no había razones de urgencia reales para tomar los testimonios antes del debate. Sin embargo, el juez de Control, Daniel Saez Zamora, no hizo lugar a los planteos de los abogados Mendiara, Tanus Mafud y Román Fiorucci.

Lo que viene

Por ahora, el fiscal Rivarola no tendría elementos para pedir más pruebas. Solo resta esperar la llegada de los resultados de la muestras de ADN que se le tomó a los acusados para compararlas con los rastros que se levantaron del interior del auto que se secuestró a dos cuadras de la escena del crimen. En ese Fiat Palio, se presume, Soria habría llevado a López a realizar el “trabajo”. También se enviaron las pruebas del “guante de parafina” que se le practicó a López cuando lo detuvieron, más de doce horas después del hecho, para determinar si había resto de pólvora en sus brazos.

El fiscal, en su momento, pidió una rueda de presos en la que Soria identificó a López como la persona que trasladó hasta la casa de Ros antes del asesinato. La defensa de López, trascendió, solicitará la nulidad de esta prueba en el juicio, ya que considera que es irregular que un acusado reconozca a otro y solo puede utilizarse este tipo de mecanismo cuando el reconocimiento lo realiza una víctima.

Una vez que lleguen los resultados del laboratorio de Junín, Rivarola tendrá cerrada la investigación y formularía la acusación para que luego se eleve a juicio la causa. “Están apurados. Pero calculo que hasta dentro de dos o tres meses eso no va a ocurrir”, opinó un abogado defensor consultado por El Diario.

El caso

El 14 de mayo de este año el dueño de La Cocina, Eduardo Ros (62), recibió dos disparos en el rostro y su pareja, Griselda Fuentes Cabal (31), uno en la nuca, cuando ingresaban a su vivienda, a las 22.30. El comerciante sobrevivió, pero la mujer murió en el acto.

A Soria lo demoraron como sospechoso casi en el mismo momento del hecho, en su auto, a dos cuadras. La policía encontró mensajes en su celular que encaminaron la investigación a un crimen por encargo. Detuvieron al supuesto autor intelectual, Carlos Luján Sosa, al otro día, a la mañana. Y por la tarde capturaron a López, que quedó bajo la lupa como presunto autor material.

Soria confesó su participación, incriminó a Sosa y reconoció a López. En los días previos ofrecían 30.000 pesos para darle “un susto” al comerciante, según algunos testigos. La mujer, Griselda Cabal, no era el objetivo y la asesinaron para no dejar testigos.

Un boleto de compraventa secuestrado en un allanamiento en la casa de Ros certifica, además, que este le compró una vivienda a Sosa en el mismo barrio a la mitad del precio de mercado.

No se secuestró el arma. El móvil real del crimen no está claro. El precio pactado por la compra de la casa fue abonado por Ros. Por el momento, no hay certezas que confirmen la hipótesis de que la diferencia habrían surgido por negocios ilegales o de prestamistas que la víctima habría compartido con Sosa.

El Diario LP

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