Evangelio del Día | ¿Por qué con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe?

Marcos 4, 35-41. Domingo Tiempo Ordinario. Cristo nos acompaña en cualquier tempestad de nuestra vida.

Del santo Evangelio según san Marcos 4, 35-41

Aquel día, al atardecer, les dice: Pasemos a la otra orilla. Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; e iban otras barcas con él. En esto, se levantó una fuerte borrasca y las olas irrumpían en la barca, de suerte que ya se anegaba la barca. Él estaba en popa, durmiendo sobre un cabezal. Le despiertan y le dicen: Maestro, ¿no te importa que perezcamos? Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar: ¡Calla, enmudece! El viento se calmó y sobrevino una gran bonanza. Y les dijo: ¿Por qué estáis con tanto miedo? ¿Cómo no tenéis fe? Ellos se llenaron de gran temor y se decían unos a otros: Pues ¿quién es éste que hasta el viento y el mar le obedecen?

Oración Introductoria

Dios, Padre bueno, soy como un niño pequeño que no puede vivir sin tu gracia. Soy como tus discípulos en la barca, dominado por el miedo o la incertidumbre. Creo en tu inmensa misericordia y amor, por eso vengo a buscarte hoy en esta oración. Quiero que el fuego de tu Espíritu Santo transforme mi endurecido corazón para que se abra y se llene de esa paz que sólo Tú me puedes dar.

Meditación del Papa Francisco

En su amor infinito, Dios está siempre cerca de los que sufren. La enfermedad depresiva puede ser un camino para descubrir otros aspectos de sí mismos y nuevas formas de encuentro con Dios. Cristo escucha el grito de aquellos cuya barca está a merced de la tormenta. Está presente a su lado para ayudarles en la travesía y guiarlos al puerto de la serenidad recobrada.

El fenómeno de la depresión recuerda a la Iglesia y a toda la sociedad cuán importante es proponer a las personas, y especialmente a los jóvenes, ejemplos y experiencias que les ayuden a crecer en el plano humano, psicológico, moral y espiritual. En efecto, la ausencia de puntos de referencia no puede por menos de contribuir a hacer que las personalidades sean más frágiles, induciéndolas a considerar que todos los comportamientos son equivalentes. Desde este punto de vista, el papel de la familia, de la escuela, de los movimientos juveniles y de las asociaciones parroquiales es muy importante por el influjo que esas realidades tienen en la formación de la persona. (San Juan Pablo II, Discurso del 14 de noviembre de 2003)

Reflexión

Han pasado más de dos mil  años desde que Jesucristo fundó la Iglesia. Han pasado más de dos mil años de cristianismo y parece que todo se viene abajo; parece que las nuevas doctrinas religiosas están tomando el puesto de la Iglesia, pero no es así.

La Iglesia parece naufragar en la tempestad del mundo y en los problemas que se le presentan; pero cada vez que los hombres dudamos se alza una voz que parece despertar de un largo sueño: ¡No temáis, tened fe! Y el mar vuelve a la calma; la barca de Pedro sigue su rumbo a través de los años, los siglos y los milenios.

Cristo no está lejos de nosotros; duerme junto al timón, para que cuando nuestra fe desfallezca, cuando estemos tristes y desamparados, Él tome el timón de nuestra vida.

Además en el mar de nuestra vida brilla una estrella; relampaguea en el cielo de nuestra alma la estrella de María, para que no perdamos el rumbo.

Propósito

Aprovechar las actividades dominicales para comentar, en familia, la experiencia de una relación auténtica con Cristo, como marco de referencia para no tener miedo, sino tener fe.


Por: P Juan Pablo Menéndez | Fuente: Catholic.net

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