#EvangeliodelDía | Poner la otra mejilla


Mateo 5, 38-42. Tiempo Ordinario. El amor nos estimula a dar todo lo que los demás necesitan.


Del santo Evangelio según san Mateo 5, 38-42

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Habéis oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente. Pues yo os digo: no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda.


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Oración introductoria

Señor, gracias por mostrarme tan claramente las actitudes que deben regular mis relaciones con los demás y, sobre todo, gracias por este nuevo día y por este momento de oración, oportunidad para crecer en mi amor y amistad contigo.

Petición

Señor, limpia mi corazón y pon un nuevo espíritu de bondad, semejante al tuyo.

Meditación del Papa

Esta página evangélica se considera la charta magna de la no violencia cristiana, que no consiste en rendirse ante el mal -según una falsa interpretación de "presentar la otra mejilla"-, sino en responder al mal con el bien, rompiendo de este modo la cadena de la injusticia. Así, se comprende que para los cristianos la no violencia no es un mero comportamiento táctico, sino más bien un modo de ser de la persona, la actitud de quien está tan convencido del amor de Dios y de su poder, que no tiene miedo de afrontar el mal únicamente con las armas del amor y de la verdad.
El amor a los enemigos constituye el núcleo de la "revolución cristiana", revolución que no se basa en estrategias de poder económico, político o mediático. La revolución del amor, un amor que en definitiva no se apoya en los recursos humanos, sino que es don de Dios que se obtiene confiando únicamente y sin reservas en su bondad misericordiosa. Esta es la novedad del Evangelio, que cambia el mundo sin hacer ruido. Este es el heroísmo de los "pequeños", que creen en el amor de Dios y lo difunden incluso a costa de su vida. Benedicto XVI, 18 de febrero de 2007.


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Reflexión

Algunas veces parece que Jesucristo exagera. Si no lo expresamos con tanta claridad es porque no nos parece correcto contradecir lo que Jesús ha dicho. Aunque, podría ser también, que nosotros no le hayamos entendido.

Cristo nos habla de la caridad. Y nos dice que nuestra caridad no debe depender de los demás: ni de lo que nos hagan ni de lo que nos pidan. Uno ama porque quiere amar y puede amar.

El amor nos estimula a dar todo lo que los demás necesitan. Si veo que el otro necesita mi túnica y mi manto, le daré los dos, aunque él sólo me pida una prenda. Si el otro necesita mi ayuda, le daré no sólo las mejillas, sino las manos para trabajar con él, los pies para acompañarle y el corazón para que sienta, aunque sea un poco, el amor que Dios le tiene. Y esto también lo haré aunque conlleve un cierto dolor sea en los piés o en las manos, incluso si él mismo es quien me daña en la mejilla. Pues mi amor depende, como el del Buen Samaritano, sólo de mi deseo de amar, y no de lo que reciba o me pidan los demás.


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Propósito

Por amor a Dios, ser misericordioso y perdonar, a la primera, cualquier ofensa que reciba.

Diálogo con Cristo

Jesucristo, dame la gracia para que el Reino de los cielos sea una realidad en mi vida al saber responder la agresión con la comprensión, que la preocupación por asegurar el bien económico no me lleve a la mezquindad y, sobre todo, que me convierta en un infatigable discípulo y misionero de tu amor, porque el mundo te necesita y yo debo llevarte al mundo.


Por: Juan Carlos Ortega | Fuente: Catholic.net 

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